Niños migrantes sufren grave experiencia conocida como «disruptiva»

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Tijuana.- La separación forzada de las familias inmigrantes en el sur de Estados Unidos es una experiencia que podría denominarse como “Disruptiva”, dado a que rompe con la cotidianeidad de la vida de los involucrados, lo cual asimilan como una situación dolorosa (tal como sucede con la muerte de un ser querido, un accidente, etc), advierte Osvaldo Gutiérrez Castañeda.

El Maestro y académico en Psicología del CETYS Universidad Tijuana, dijo en este sentido, que el papel de la familia representa un importante valor para el desarrollo y formación de cada individuo, pues es a través de esta institución que los seres humanos se guían para vivir sus diversas etapas de desarrollo; brindándoles un ambiente que favorece el autoestima, su concepto de identidad y sus vínculos con el entorno, procesos que de acuerdo con el experto se ven interrumpidos con la separación forzada.

Tan sólo, de abril a la fecha, poco más de 2,000 niños y adolescentes han sufrido esta experiencia al intentar cruzar de manera ilegal al vecino país, esto como resultado de una decisión que impone “tolerancia cero” frente al tema migratorio, llevándolos a ser resguardos en centros de detención, mientras se evalúa la condición de sus padres y ellos.

“A nivel anímico y psicológico, este tipo de experiencias demandan cierto nivel de esfuerzo, para el cual no necesariamente se está siempre preparado”, asegura el académico. El estrés postraumático es uno de los efectos que podrían presentar los involucrados, sin embargo, estos variarán y serán resultado de la capacidad de las familias para poder ayudar a asimilar la situación, de igual manera del apoyo de su entorno.

¿Qué podrían hacer las familias una vez que su situación sea aclarada y busquen retomar su vida? Para el Mtro Gutiérrez la capacidad de adaptarse y superar la adversidad, denominada como ‘Resiliencia’, así como el seguimiento o intervención psicológica serán elementos clave que les permitirán evaluar su lugar en el plano social en conjunto; pero sobre todo, reconocer señales de alerta como la autoexclusión o la presentación de diversas formas de violencia.

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