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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con un recuerdo por las antiguas luchas de izquierdas, los dirigentes sociales y los intelectuales que ya fallecieron, y un resumen de las propuestas realizadas a través de su campaña, Andrés Manuel López Obrador llegó al final de su tercera campaña presidencial.
Puntero en todas las encuestas, con un lleno total y personas que quedaron fuera del Estadio Azteca, el político tabasqueño reivindicó su movimiento como heredero de los movimientos sociales de las últimas décadas, con una especial mención a los dirigentes estudiantiles de 1968
«Recordamos con admiración y respeto a quienes han participado a lo largo de los años en movimientos sociales y políticos: campesinos, obreros, estudiantes, maestros, médicos, ferrocarrileros y defensores de derechos humanos y de otras causas”, dijo.
Luego de hacer mencionar a los dirigentes sociales y políticos históricos, desde Valentín Campa hasta Cuauhtémoc Cárdenas, pasando por Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, el tabasqueño anunció que emitirá su voto, el próximo domingo, a favor de Rosario Ibarra de Piedra, a manera de homenaje a la luchadora por la presentación de los desaparecidos políticos.
Porque, en su discurso, el candidato presidencial sostuvo que el movimiento que encabeza “viene de lejos”, y aquí destacó la participación de los jóvenes del 68 y de dirigentes como Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Rubén Jaramillo, Othón Salazar, Alejandro Gascón Mercado, Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Salvador Nava, Manuel Clouthier, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y doña Rosario Ibarra de Piedra, a quien rindo un homenaje. “Les adelanto que el primero de julio voy a votar por ella”, anunció
A manera de introducción, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia recordó a quienes le fueron cercanos en su vida política: José María Pérez Gay, Arnaldo Córdova, Luis Javier Garrido, Hugo Gutiérrez Vega, Julio Scherer García, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, y enseguida celebró que sigan con vida y con el ánimo de siempre Elena Poniatowska, Fernando del Paso y Carlos Payán.
Combate a la corrupción
En su mensaje, López Obrador se explayó en distintos aspectos que a lo largo de su campaña ha delineado, teniendo como eje discursivo el combate a la corrupción, fenómeno al que le atribuye la desigualdad y la violencia.
Además, el presidencial afirmó que el momento de ventaja electoral que le otorgan las encuestas, y “el ánimo social”, no sólo son producto del hartazgo por la corrupción, sino fruto de un largo camino recorrido, con voluntarios a lo largo del país que, finalmente, le ayudaron a convencer a amplios sectores de la sociedad que hay una “mafia del poder”, una minoría que controla las instituciones y un bipartidismo neoliberal, el PRIAN.
Hoy la gente es más consciente de la existencia de un pequeño grupo que controla las instituciones, entiende mejor de cómo domina y de su desmedida avaricia.
“Pienso que, hasta ahora, esta ha sido la mayor aportación social y política de nuestro movimiento. Tengamos presente que no se puede cambiar lo que no se conoce y, que lo que bien se comprende, difícilmente se olvida. Fruto de este trabajo de concientización es el despertar de muchos ciudadanos de clase media que antes hasta nos insultaban, y que ahora nos respetan y que votarán por nosotros; otro tanto ocurre con la mayoría de los jóvenes. Soy el candidato de más edad, pero los jóvenes, con su imaginación, rebeldía y talento saben que representamos lo nuevo, la modernidad forjada desde abajo y para todos”.
Luego de un festival musical que se prolongó desde las cinco de la tarde hasta pasadas las ocho de la noche, López Obrador ingresó al Estadio Azteca procedente de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y Villahermosa, Tabasco, donde encabezó cierres regionales.
Atravesó un pasillo saludando a la concurrencia para luego subir al templete, donde lo esperaban dirigentes de los partidos que lo abanderan, candidatos y miembros de su eventual gabinete, en caso de ganar las elecciones.
Claudia Sheinbaum fue la primera en hablar, a nombre de los candidatos a gobernadores en el país, retomando diferentes aspectos históricos y del movimiento lopezobradorista, para luego centrarse en la ciudad, sus compromisos de desarrollo social, seguridad y reordenamiento territorial, y finalmente presentar al político tabasqueño.
El candidato presidencial lucía sonriente y, de manera inusual respecto de otros actos de campaña, con traje y sin corbata inició su intervención con la reivindicación mencionada para luego dar paso a sus diferentes propuestas y compromisos en lo que imagina cómo forma de gobernar:
Respeto al estado de derecho; a la división de poderes y a la soberanía de estados y municipios, y poner fin a las prácticas represivas, de espionaje y persecución política.
Asimismo, se comprometió a respetar las libertades civiles y religiosas, así como a garantizar el derecho a disentir.
Fue amplio en lo que desde hace semanas viene diciendo: eliminar la práctica de corrupción electoral y procurar la instauración de una democracia plena que penalice de manera grave los delitos electorales.
En tanto, aseguró que apenas asumiendo la Presidencia enviará una iniciativa para reformar la Constitución, a fin de que el presidente pueda ser juzgado por corrupción, además de someterse al tercer año a un esquema de revocación de mandato.
Fin a privilegios
“El nuevo presidente de México contará con autoridad moral y política para pedir a todos un recto proceder y llamará a poner por delante la honestidad como forma de vida y como modo de gobierno. Con esta determinación llevada a la práctica se moralizará al país, mejorará la imagen de México en el extranjero y vamos a ahorrar lo mucho que ahora se roban los políticos corruptos y los traficantes de influencias”, explicó.
En cuanto a lo anterior, afirmó que nadie gozará de privilegios ni de impunidad, incluyendo amigos y familiares.
El candidato se refirió también a la política de austeridad que implementará en su gobierno delineando diversas acciones, que además de la reducción salarial de altos funcionarios que ya ha comprometido, implicará un adelgazamiento de la alta burocracia y el retiro de escoltas a quienes no formen parte del gabinete de seguridad.
Igual reiteró que no aumentará impuestos y que no habrá gasolinazos; que echará abajo la reforma educativa y, en general, los diferentes temas que han ocupado su agenda proselitista.
Amnistía, ya no apareció
En el aspecto de seguridad fue más explícito, al referirse a los saldos de la violencia de los últimos dos sexenios para luego ofrecer una política más eficiente y plantear, ya sin aludir a la amnistía:
“La política de seguridad será definida después de nuestro triunfo del próximo domingo, porque primero vamos a convocar a familiares de víctimas, a personalidades religiosas, defensores de derechos humanos, representantes de la ONU y de organizaciones sociales, así como a especialistas, para analizar todas las alternativas convenientes para lograr la pacificación del país”.
Habló también de lo que ha descrito como una Constitución moral, aunque expuso que, sin ser un instrumento jurídico, se plantea sea un instrumento de moralidad: “Repetiremos una y mil veces que sólo siendo buenos podemos ser felices”, acotó como parte de su intención de renovación moral.
También reiteró su postura en la relación con Estados Unidos, proponiendo un acuerdo de cooperación.
“En su momento le propondremos al presidente Donald Trump un tratado amplio e integral con Canadá, que incluya también a los países centroamericanos, algo parecido a lo que fue la Alianza para el Progreso, enfocado no sólo al comercio sino al desarrollo regional, la creación de empleos, los salarios, la migración, la seguridad, entre otros asuntos.
“Por geopolítica, vecindad, amistad, economía, comercio, migración y cultura estamos obligados a entendernos y a caminar juntos. No le faltaremos el respeto al gobierno de Estados Unidos porque no queremos que nadie ofenda al pueblo y a la nación mexicana. México es un país libre y soberano, nunca será piñata de ningún gobierno extranjero”.
Finalmente, el candidato presidencial llamó a votar y a no descuidar las casillas el domingo próximo, como ha venido insistiendo en la última semana.
“Vamos a ganar, pero nuestro triunfo debe ser contundente. Será un hecho histórico. Se consumará la victoria de todo un pueblo frente a la inmoralidad y la decadencia de los últimos tiempos.
“Va a perder el partido conservador, pero no habrá represalias. Buscaremos la unidad hasta donde se pueda, pero no apostamos a la unanimidad ni al pensamiento único. Estamos empeñados en construir una democracia, no una dictadura”, concluyó.