TIJUANA.- Llegó buscando apoyo, su rostro herido con huellas de violencia urgía de atención médica pero su persona pedía apoyo humano, orientación y una mano amiga, se trata de Francisco Ortiz de 37 años de edad, indigente desde hace 8 años en Tijuana, «adicto» se califica al cristal.
Es originario de Durango, desde su deportación vive en las calles del primer cuadro de la ciudad, su esposa y siete hijos radican en la ciudad de Los Ángeles en California, «eventualmente veo a mi mujer, pero bajo las condiciones en las que me encuentro, mejor no verla», afirma.
«En Los Ángeles instalaba aires acondicionados y calentones, ganaba aproximadamente mil 200 dólares a la semana, pero me deportaron y todo cambió, me deprimí al ver que mi vida cambió de un día para otro, sin hogar, ni esposa, ni hijos, así estoy ahora, la tristeza y soledad me orillaron a tomar una mala decisión, así empecé a consumir cristal», expresó Francisco con lágrimas en los ojos.
Para sobrevivir limpia carros en la línea internacional de San Ysidro y apoya con la limpieza en algunos establecimientos de la Delegación Municipal Centro, «a veces bien, a veces mal, así es mi vida, anoche me fue mal y las heridas que traigo en mi rostro me duelen, también me duele el alma», finalizó.
Francisco Ortiz es una de las 140 personas atendidas a través de «La Regadera», acción que se suma al Programa de Inclusión Para Personas en Situación de Calle implementado por el XXII Ayuntamiento que encabeza Juan Manuel Gastélum.
«La Regadera» de El Ancla AC es una unidad equipada con tres baños móviles privados, en donde las personas tienen entre 7 y 10 minutos para asearse y de requerirlo, ser valorados por un médico.