Octavio Fabela Ballinas/EBC
TIJUANA.- Una vez que concluyó el desmantelamiento del albergue en la Unidad Benito Juárez y el traslado de los migrantes centroamericanos al centro de espectáculos El Barretal, en el inmueble del Mariano Matamoros hay albergados poco más de dos mil personas de las seis mil 64 que se reportaban en el censo del miércoles por la noche. Mientras no se aclara el paradero de más de la mitad de los centroamericanos, se anuncia la llegada de una nueva caravana con 2 mil 500 personas.
En la avenida Cinco de Mayo, frente a la unidad Benito Juárez se pueden apreciar todavía unas improvisadas casas de campaña donde permanecen unas 500 personas entre los que hay algunos niños que no quisieron moverse a El Barretal. Con este esta cantidad, significa que al menos tres mil ciudadanos extranjeros están dispersos en la ciudad y no se tiene registro ni control de ellos.
El sábado, Irineo Mújica, director de Pueblos Sin Fronteras reconoció que la Caravana Migrante venía infiltrada por agitadores y miembros de las pandillas centroamericanas por lo que su dispersión en la ciudad, podría representar un problema de seguridad pública, que se agrava por el clima violento que vive Tijuana donde los homicidios superan los 2 mil 200 este año.
Los 500 migrantes que permanecen en las inmediaciones de la Unidad Deportiva Benito Juárez, enfrentan además de las inclemencias del clima, un riesgo de salud importante pues el espacio deportivo fue clausurado por la Comisión Federal para la Prevención de Riegos Sanitarios por considerarla un lugar insalubre. A un lado de la unidad también funciona una escuela.
Mientras esto sucede en Tijuana, en Honduras, comienza a formarse una nueva Caravana de aproximadamente dos mil personas que saldrán de Honduras el 15 de enero.
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