La militancia del PRI no le perdonó su deslealtad a Nancy

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alfredoalvarez.mx

TIJUANA.- La estrepitosa derrota que sufrió Nancy Guadalupe Sánchez Arredondo, en el proceso del PRI para elegir su candidato a gobernador, reflejó la ira de una militancia tricolor crispada con el doble juego de quien, a media década, era un importante referente de su partido.

 

Con su caída en dicha contienda, Sánchez, prácticamente, llega al punto final de su carrera en la política, al menos en la de primer nivel.

 

Por años, Sánchez fue una militante de nivel medio, hasta que, en 2010, impulsada por la ola peñanietista que recorría el país, obtuvo un imprevisto triunfo en las elecciones del distrito 02 y se convirtió en diputada local.

 

Y al ganar, fue la primera presidenta de la 20 legislatura, un congreso de mayoría priista, el primero en dos décadas para Baja California.

 

A partir de ahí, Sánchez viviría de ese pasado, alargando su sombra, mientras su camino se congestionaba de fracasos.

El primero, en 2012, cuando fue candidata al Senado y quedó en tercer lugar, algo que el PRI no había sufrido ni con la Ruffomanía en alto.

 

Para irse a esa aventura, pidió licencia como diputada local, fallandole a quienes votaron por ella y, luego, a su propio partido, quedando en evidencia.

 

Esa derrota y la del distrito 5 de Tijuana fueron las únicas que sufrió el PRI en Baja California, la noche del 1 de julio de 2012, velada donde arrasó en las papeletas.

Un año después, en 2013, Sánchez dio el salto a presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI. Recibió al partido con un halo ganador: 26 victorias en 31 contiendas, durante los tres años recientes.

 

Pero con Nancy empezó una caída de la cual aún no sale el priismo bajacaliforniano.

 

Pese a que todas las encuestas mostraban un escenario favorable para el PRI, en las elecciones estatales de aquel año, el 7 de julio fue amargo: se perdió la contienda para la gubernatura, se entregaron al PAN las presidencias municipales de Mexicali y Playas de Rosarito.

 

En Mexicali, tierra de Nancy, el PRI fue arrasado: aparte de la alcaldía, fue derrotado en 5 de los 6 distritos locales.

Sin embargo, Nancy empezó a pensar en su sobrevivencia política. Si se había sumado al castrotrentismo para llegar a la diputación local, la candidatura al senado y el liderazgo estatal del tricolor, lo abandonó en cuanto se derrumbó, convirtiéndose en la mayor zalamera del gobierno peñanietista y, en particular, del entonces jerarca tricolor: César Octavio Camacho Quiroz.

Fue el propio Camacho quien, mediando 2014, la ratificó al mando del PRI estatal. Y el PRI pagó el precio de tal decisión.

Con candidatos sin nivel, ni arrastre, el PRI compitió en las elecciones federales de 2015, complicadas, dado que en Baja California había mucho desgaste, por el alza del IVA a 16%.

 

La peor verguenza fue la del distrito 7, donde Nereida Fuentes González, la candidata priista, fue postulada a días de iniciada la campaña, por el capricho de Sánchez en el sentido de que ese lugar lo recibiera María del Carmen Frías, pese a que su salud ya no le permitía ni levantarse de la cama de hospital donde estaba.

 

El costo de esa postulación tardía fue que Movimiento Ciudadano quedó en segundo lugar en ese distrito.

 

La noche del 7 de junio de aquel año, el PRI perdió los ocho distritos de Baja California, volviendo a los niveles de 2009, pero Sánchez se iba a la Ciudad de México, pues se aseguró de recibir un sitio alto en la lista de candidatos a una diputación de representación proporcional.

 

Camacho fue nombrado coordinador priista en la Cámara de Diputados y Nancy fue uno de sus brazos derechos. Su poder gestor hizo que siguiera influyendo, particularmente en los gobiernos municipales priistas. Se convirtió en su proveedora y, de esa forma, conservó cierto poder, a pesar de que sus rivales, los hankistas, fueron ganando terreno.

 

La primera prueba del repudio que le tenían los priistas se dio en la elección para elegir al presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, donde su candidato, Jesús García Castro, fue derrotado.

 

Con Camacho, los lazos también fueron de dinero. En 2018, el columnista Salvador García Soto destapó la existencia de ‘Hilo Negro’, viñedo propiedad del ex gobernador mexiquense y la entonces diputada federal.

 

La amistad con Camacho también sirvió para impulsar a su eterna mano derecha, Janneth Guadalupe Moreno Argüelles, que de ser doméstica pasó a liderar una organización priista, por obra y gracia de la lealtad guardada a Sánchez.

 

El año pasado, con una contienda federal que se veía cuesta arriba, el Comité Directivo Estatal del PRI le pidió a Sánchez ir, otra vez, en la dupla de candidatos al Senado.

 

Sin embargo, al ser enterada de que el primero en la fórmula sería Alejandro Arregui Ibarra, diputado local, Nancy se negó, públicamente, a ser postulada, abandonando a su partido cuando más la necesitaba.

 

Ahora, Nancy buscó ser candidata a gobernadora. La militancia priista atisbó que el lance llevaba distinto objetivo: apropiarse del primer lugar en la lista de candidatos ‘pluri’ al congreso local y, además, controlar, de nuevo, al partido, a través de la ex diputada local Cynthia Selene Ruiz Ramos, su pariente.

 

El PRI, ya no lo permitió. Sepultó a Nancy y a los pocos incondicionales que le quedaban.

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