Octavio Fabela Ballinas/EBC
TIJUANA.- Para los católicos, el miércoles de ceniza marca el inicio de la conmemoración de los 40 días que Jesucristo pasó en el desierto, en la época moderna es el periodo de tiempo que transcurre entre el martes de carnaval y el inicio de la vigilia de Semana Santa. El rito religioso consiste en que el sacerdote pinta una cruz de ceniza mientras recuerda la frase “Polvo eres y en polvo te convertirás”. “Conviértete y cree en el evangelio”.
Por ser un ritual no considerado como sacramento, la imposición de ceniza empieza a ser abandonada por un buen número de feligreses al grado que de las enormes filas que se observaban hace años durante todo el día, ahora se ven pocas personas que asisten a los templos y la ceniza es impuesta durante la celebración eucarística.
Al convocar a través de su cuenta social a los creyentes, el obispo de la diócesis de Tijuana, Monseñor Francisco Moreno Barrón señala que “este itinerario también es propicio para sacrificar los sentidos corporales, no para que Dios y los demás consideren que somos buenos, sino para disponernos a recibir las gracias que Dios nos tiene preparadas en esta cuaresma”.
La ceniza que se impone este día es el resultado de la quema de los ramos de palmas que se ofrecieron durante el Domingo de Ramos del año anterior, como un recordatorio de que la vida terrenal es temporal: “La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el cielo”.
El origen de esta tradición está ligado al judaísmo, que antiguamente tenían por costumbre cubrirse con cenizas cuando habían pecado o si se preparaban para una fiesta importante como símbolo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios. En un principio la Iglesia Católica recomendaba esta práctica a quienes comenzaban su penitencia pública.
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