Leer entre líneas
La última palabra
Por Francisco Ruiz
Como parte de los festejos del CXXX aniversario de la fundación virtual de Tijuana, la ciudad estuvo de plácemes ya que se llevó a cabo una presentación del escritor Juan Villoro, en el teatro de la Casa de la Cultura en la colonia Altamira. Mi más amplio reconocimiento a las actividades desarrolladas por el Instituto Municipal de Arte y Cultura, encabezado por Haydé Zavala.
Por su parte, la Sociedad de Historia de Tijuana (SHT) rindió un sentido homenaje a Enrique Bordes Mangel, precursor de la Revolución mexicana, quien falleció y fue sepultado en el panteón No. 1 de la ciudad. Bordes Mangel, además de ser uno de los cuatro redactores del Plan de San Luis (1910) y destacado promotor cívico en la región, fue abuelo materno de la primera actriz Diana Bracho.
Esta última estuvo presente en las instalaciones de la SHT para participar en un conversatorio, en el cual tuve la oportunidad de intercambiar impresiones con quien personificara a Sara Pérez de Madero, primera dama de México entre 1911 y 1913, en la serie “El vuelo del águila” (1994-1995). Para que, un día después, la actriz depositara las cenizas de su señora madre junto a su abuelo, el prócer revolucionario.
Hablando de la Revolución, bien cabe recordar que la tarde del viernes 2 de julio de 1915, Porfirio Díaz Mori, general de división y presidente de México (1876-1880 y 1886-1911), falleció a los 84 años. Oriundo de la capital de Oaxaca, hijo de José Faustino Díaz y Petrona Mori, nació el 15 de septiembre de 1830; por influencia de su padrino José Agustín Domínguez, estudió en el Seminario Tridentino. Aprendió el oficio de herrero, carpintero y curtidor. Además, luego de conocer a don Marcos Pérez, abandonó el Seminario para ingresar al Instituto de Ciencias y Artes, donde coincidiría con Benito Juárez. Ingresó a la masonería y culminó sus estudios en Jurisprudencia. También conocido como “El héroe del 2 de abril”, Díaz fue gobernador de su estado natal y de la capital de la República; diputado federal y secretario de Estado. Estuvo casado en primeras nupcias con Delfina Ortega de quien enviudó y, posteriormente, con Carmen Romero Rubio.
Durante el gobierno de Porfirio Díaz, nuestro país registró grandes adelantos económicos, de infraestructura, científicos, tecnológicos y académicos; de tal suerte que incluso el presidente López, en una visita a Salina Cruz el 23 de diciembre pasado, reconoció su legado al declarar “[…] durante su largo mandato se construyeron más de 20 mil kilómetros de vías férreas, se comunicó todo el país; se hicieron los principales puertos de México, el puerto de Veracruz se hizo durante el gobierno de Porfirio Díaz; este puerto de Salina Cruz, el puerto de Coatzacoalcos […] Porfirio insistió mucho en abrir esta vía comercial entre los océanos […]”. Meses más tarde, el tabasqueño expresó: “[…] no tendría yo, la verdad, ningún inconveniente si se planteara traer los restos de Porfirio Díaz […]”.
Reflexionar sobre el pasado llega a tener aristas muy controversiales, cuando se califica el actuar de nuestros antepasados, sin embargo, el verdadero reto consiste en realizar un análisis objetivo e imparcial de los sucesos históricos. A fin de proporcionar mayores datos sobre la vida y legado del General Díaz, acepté la amable invitación de la Academia de Historia de México en Tijuana para impartir una charla el próximo jueves 18 de julio en el auditorio de la Sociedad de Historia.
Don Porfirio murió en París, donde actualmente descansan sus restos, sin embargo, de acuerdo con su viuda, el pensamiento del presidente Díaz se encontraba en la que fue su última palabra: Oaxaca.
Post Scriptum. “Un país que no conoce su historia tendrá un futuro muy pobre”, Diana Bracho.
* El autor es consultor político, escritor y catedrático.
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