“TE IBA A CHINGAR, A QUITARTE TODO, PERO COMO ME DIJISTE QUE CONOCES A VATOS DEL BARRIO NO TE VOY HACER NADA”

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AJEDREZ POLÍTICO

*“TE IBA A CHINGAR, A QUITARTE TODO, PERO COMO ME DIJISTE QUE CONOCES A VATOS DEL BARRIO NO TE VOY HACER NADA”

*LA TIJUANA VIOLENTA, LA DE ASALTOS, ROBOS Y OTROS DELITOS

*UNA HISTORIA REAL

SERGIO ANZURES

La noche del domingo 30 de junio en un paradero de taxis libres de la Zona Centro, alrededor de las 20:15 horas, un individuo de entre 20 y 25 años se asomó a la ventana de la unidad de un taxista para preguntarle ¿cuánto cobras a la Flores Magón? en la delegación Playas de Tijuana.

El taxista, un viejo zorro del volante, notó algo raro en el individuo, pues no dejaba ver su cara.

Traía una capucha negra y sólo se le veía de la boca a la barbilla. Su respuesta fue automática: “no hago viajes a esa colonia”.
Otro taxista, joven y nuevo en la ruleteada, al escuchar la pregunta y la respuesta, inmediatamente dijo: “yo te llevo. Te cobro 250 (pesos)”.

El sujeto quien cargaba una mochila en su espalda se subió y el joven taxista arrancó con rumbo a esa colonia.

En el camino (20:20 horas), el conductor del taxi a través del espejo retrovisor vio una mirada rara del sujeto, esas que te dicen “te voy hacer algo”.

Ante esa mirada, el rostro del taxista palideció, se puso nervioso y pensó en lo que podría ocurrir y en su familia, ¿qué pasaría con sus hijos si le pasaba algo?

De repente recordó que él vivió en una calle de la Flores Magón y conoció a varias personas que siempre se portaron buena onda con su familia.

“Me dije pues voy a mencionarlos a ver si éste los conoce y le comencé hacer plática. Yo soy de la Flores Magón y mis amigos son Juanito C… Arturo con tal apodo y otros nombres le dije”.

El pasajero no le respondió, pero el joven taxista asustado no dejó de hablar de cuando vivió en esa colonia.

Al llegar a la colonia, el sujeto le dijo: “aquí párate” y se acomodó la mochila que traía en la espalda al frente y la abrió, sacó una pistola.

—“Te iba a chingar, a quitarte todo y si te oponías, te baleaba, me vale madre. Pero como me dijiste que conoces a vatos del barrio, no te voy hacer nada”.

El sujeto se bajó, se metió la mano a la bolsa del pantalón y sacó dinero para pagarle al taxista y le dijo: “no traigo más, son como 170 (pesos)”.

La respuesta del conductor, asustado y tartamudeando fue: “no hay peeeedo, así está bien”.

El pasajero se perdió en la noche, mientras que el joven taxista nervioso, asustado y temeroso aceleró el carro para salir del lugar.

Llegó al sitio de los taxis, temblando y tartamudeando contó lo ocurrido a sus compañeros y como siempre hubo quien le dijo: “sigue brincando por los viajes, te hemos dicho ve primero a quien te pide el viaje”.

Es la Tijuana de hoy, donde vivimos y viven nuestros hijos en riesgo por la delincuencia.

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