LOS MERCADERES DE LA MUERTE AMPARADOS POR EL PODER JUDICIAL DE BAJA CALIFORNIA

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AJEDREZ POLÍTICO

*LOS MERCADERES DE LA MUERTE AMPARADOS POR EL PODER JUDICIAL DE BAJA CALIFORNIA

*FUNERARIA DE PLAYAS DE ROSARITO TRABAJA COMO SEMEFO Y COBRA COMO NEGOCIO

*EL VIACRUCIS DE LOS PAPÁS DEL NIÑO
YAMIL PARA DARLE SEPULTURA

SERGIO ANZURES

La noche del martes 9 de julio alrededor de las 10:30 de la noche, autoridades y cuerpos de rescate recibieron el llamado de emergencia de diversas personas que buscaban desesperadamente a Yamil Gabriel Gallardo Diviano, un adolescente de doce años que residió en Tijuana y se había extraviado en las aguas de los estudios Baja en el puerto de Popotla, unidades de la policía municipal y Cruz Roja respondían al llamado de emergencia para continuar con su búsqueda y rescate.

Lo jamás deseado para ninguna familia sucedió y el cuerpo de Yamil, un preadolescente, fue declarado muerto en las instalaciones de Cruz Roja de Playas de Rosarito cerca de las 11 de la noche del mismo martes.

La historia real es sumamente triste, pero se entristece más por el funcionamiento del Sistema de Justicia y atención ciudadana que reciben los deudos de quien fallece en Playas de Rosarito y reside en otro municipio.

Como si pudiéramos decidir en qué lugar morir y evitar el viacrucis a los deudos como sucedió con la familia de Yamil.

El niño fue declarado muerto por razones no violentas y donde al parecer se ahogó en las aguas de Popotla.

Doce horas después los familiares se presentan en las instalaciones de la funerales San Ramón, ubicada en el municipio de Playas de Rosarito, la cual por décadas ha funcionado como anfiteatro del servicio médico forense y del cual no se cuenta con instalaciones propias en el municipio.
Para todos es sabido que se trata de las primeras funerarias de Rosarito -si no es que la única- que presta sus servicios bajo un “convenio” con el Tribunal Superior de Justicia que preside Salvador Ortiz.

Este convenio le permite prestar sus servicios en el alojamiento de cadáveres, tratamiento y preparación. Pero esto va “junto con pegado”, pues la funeraria que alberga médicos legistas dependientes del Poder Judicial coordinados por una doctora y donde cobran su cheque, ofrece a los deudos de personas fallecidas en el municipio, los servicios completos y traslado del cadáver.

De tal suerte que, los deudos que pueden pagar esos servicios de la empresa dedicada al comercio de la muerte y todo lo que implica, en tan solo un pago les permite cubrir toda la parafernalia del funeral y velatorio.

¿Pero eso es posible? ¿Es legal que una empresa bajo el permiso y autorización del Poder Judicial cobre los servicios a los deudos? En Baja California todo se puede…

¿Qué sucede con las familias de escasos recursos, como el caso de Yamil? La madre y padre de bajos recursos económicos residentes de Tijuana se encontraron frente a este feroz monstruo de la insensibilidad humana de una institución que dicho sea de paso, esta para administrar justicia.

Doce horas después, frente a la funeraria, en los patios que conducen a la entrada principal, los padres de Yamil se presentaron para reclamar el cuerpo y darle sepultura, un proceso de duelo que se re victimizó al ser enterados que tendrían que pagar cinco mil pesos para que una ambulancia o carroza de la funeraria trasladara el cuerpo a Tijuana.

“Esta es una funeraria particular y por todos los servicios usted debe pagar, lo sentimos mucho, pero si usted vive en Tijuana y el cuerpo lo quiere trasladar para allá deberá pagar cinco mil pesos”, esas fueron las palabras de uno de los empleados de la funeraria.

Ante la impotencia y la soledad que sintieron en ese momento los padres de familia, buscaron la manera de que alguien pudiera ayudarlos. “Nosotros no contamos con recursos, queremos que nuestro hijo descanse, tenga paz y tal parece que nadie puede apoyarnos” expresaba el padre.

Un lamentable y muy reprobable capítulo de una historia real en la que el abuso de las empresas bajo la complicidad disfrazada de “convenio” se les permite abusar de los más necesitados, sin importar el dolor que sufran, sin importar que quien murió fue la esperanza de sus padres para salir adelante y tener una mejor vida, pero el destino se las cambio.

Pasaron más de veinticuatro horas y una persona llegó y pagó los cinco mil pesos para que fuere liberado el cuerpo y su familia pudiera darle sepultura.

El destino arrebató la vida de Yamil, un niño adolescente, no existe fuerza alguna que pudiera evitarlo, pero la confabulación, corrupción e insensibilidad de servidores públicos y empleados de una funeraria cobijada en un ilegal “convenio” que le permite cobrar lucrar con la muerte de los demás es algo que quizás si pudiera cambiar con voluntad y ganas de quererlo hacer.
En Paz Descanse Yamil.

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