Octavio Fabela Ballinas/EBC
TIJUANA.- Para el sacerdote católico y activista en favor de los migrantes Alejandro Solalinde, la solución integral para la recepción de las personas en contexto de migración es la de crear pequeñas comunidades como lo es la Pequeña Haití en Tijuana en lugar de abrir albergues porque estos últimos resultan más paternalistas que impulsores del desarrollo social y humano.
En entrevista durante una visita que realizó a las inmediaciones de la garita de El Chaparral, Solalinde se pronunció para que en atención a la crisis migratoria se debe pensar en esquemas que generen condiciones más dignas para que los migrantes se vuelvan autosuficientes y generen riqueza para México.
Además de participar en el conversatorio sobre la situación migratoria en esta frontera dialogó con migrantes y organizaciones civiles, para conocer de primera mano la problemática de las deportaciones masivas anunciadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también escuchó las historias de extranjeros retornados en la garita El Chaparral que piden asilo al país vecino derivado de la violencia y la pobreza en sus lugares de origen.
“Se debe buscar un esquema de atención a migrantes que no incluya albergues, sino programas en los que ellos puedan vivir en comunidad y apoyarse como lo hacen los mexicanos en Estados Unidos, incluso debe combatirse el paternalismo, dando lugar a condiciones en que ellos puedan capacitarse e integrarse al sector productivo, principalmente en el campo, que según el sacerdote es uno de los sectores más desfavorecidos de México”.
En el recorrido participaron funcionarios del gobierno federal que operan un módulo de la Secretaría del Bienestar en El Chaparral atendido por Miguelina Reyes, quien señaló que en las dos semanas que lleva operando el módulo han atendido en promedio a 50 migrantes diarios, tanto nacionales como internacionales.
Dentro del módulo se les otorga información y asesoría legal, además de facilitar que sean conducidos a los albergues de la ciudad, que de acuerdo a los propios activistas, se encuentran saturados en la mayoría de los casos.