TIJUANA.- Los números no mienten. Las historias sí pueden hacerlo.
Y en la era de las redes sociales, además, a muchos le conviene que veas historias antes que estadísticas. Y que te las creas. Y que las compartas. Sean verdad o no. Y aunque sean verdad, no quiere decir que en realidad sean importantes. Pero lamentablemente, lo que importa para que algo se comparta no es que sea verdad o sea importante, sino que llamen la atención.
Así el caso con la epidemia de Coronavirus, o COVID-19. Cuando parecía que ya había dejado de ser tan alarmante como al principio, el tema se vuelve viral. Literal y metafóricamente. Más metafórica que literal.
Para entender que el problema no es lo que nos hacen creer las noticias, y dejar de sentir pánico injustificado, pongamos los números en perspectiva.
El 96% de los casos están en China
De los 81,100 casos confirmados de contagio, más de 78 mil son en China, el país del brote. Lo que significa que si no vives en ese país, tu posibilidad de contagio se reduce al 4%.
El 81% de los casos de COVID-19 son ligeros
A pesar de lo que parece por las palabras «epidemia» o «pandemia» para la mayoría de las personas que en realidad no entienden adecuadamente dichos conceptos, contagiarte de coronavirus no es una sentencia de muerte. Prácticamente es igual o hasta menos amenaza que la gripe común. La única diferencia es que los científicos reconocen que es una nueva cepa viral para la que hasta ahora no hay cura para las personas que no pueden defenderse adecuada y naturalmente del patógeno. Porque, así como la gripe común, el cuerpo por sí mismo se defiende de este nuevo virus y en el 81% de los casos no les afecta más que como una simple gripe.
El 14% son casos moderados y solo el 5% son críticos
Aunque alguien se contagie y resulte que no es un caso ligero, la mayoría de esos casos son moderados, es decir que se presentan como una gripe más severa, pero con muchas posibilidades de recuperación.
De ese 5% solamente el 2% muere
Las posibilidades de muerte se reducen exponencialmente cuando entendemos que hasta ahora solamente un pequeño porcentaje de los pocos casos críticos resultan mortales. Esto porque el COVID-19 tiene una tasa de mortalidad del 2%; en cambio el SARS (una epidemia que se controló) tenía una fatalidad del 10%. Es decir 5 veces menor.
Si tienes menos de 50 años, preocúpate por otras cosas
La gran mayoría de las muertes por COVID-19 está en personas adultas mayores de más de 50 años de edad. Si no has pasado de este cumpleaños, la posibilidad de morir del nuevo coronavirus, si lo contraes, es de 0.2%.
COVID-19 no es razón para pánico; no compartas notas sensacionalistas
La gran mayoría de las personas que se contagian del COVID-19 se recuperan igual que en el caso de una gripe común.
Para ponerlo en un contexto aún más entendible: si tienes menos de 50 años y no vives en China, es mucho más probable que te ganes la lotería a que mueras por contraer COVID-19.
Lo que sí debería preocuparte
¿No te terminas de convencer? Entonces toma en cuenta esto:
El 10 de febrero del 2020, 108 personas murieron a causa del virus. Fueron muchas. Pero el mismo día, el cáncer mató a más de 26 mil personas, las enfermedades cardiacas mataron a las de 24 mil, la diabetes terminó con 4300 personas y se suicidaron casi 27 veces más personas que las que mató el COVID-19.
Simples precauciones que necesitas tomar ante el COVID-19
Todo esto no quiere decir que la epidemia sea una leyenda urbana, una «cortina de humo» o una conspiración de quien sabe quién. Eso también es algo que no debería compartirse, porque tampoco es ni verdad ni importante.
La epidemia de COVID-19 es una razón de alerta por sus posibles implicaciones si no se controla adecuadamente, porque así como puede dejar de ser un problema por sí mismo adaptándose al ser humano como la gripe común, también puede evolucionar hacia el lado contrario y hacerse más virulenta y mortal.
Sin embargo, lo que veas en los medios y en redes sociales estará sesgado la mayoría de las veces hacia el lado sensacionalista por el simple hecho de que eso llama más la atención de la gente. Y la atención de la gente le genera ganancias.
¿Qué hacer entonces para poner tu granito de arena en evitar que este virus se convierta en una verdadera pandemia?
1. Lávate las manos seguido y apropiadamente.
Tampoco significa que te laves las manos a cada rato, como persona con germofobia o desorden obsesivo compulsivo; pero sí cada vez que hayas tocado objetos o superficies que hayan estado en contacto con otras personas que no puedes saber si están enfermas, especialmente fuera de tu propia casa.
Además, y especialmente si en tu comunidad hay confirmados casos de COVID-19, lávatelas apropiadamente con agua y jabón, asegurándote de deshacerte de suciedad tanto de las palmas como entre los dedos.
2. Evita tocarte la cara antes de lavarte las manos.
Ningún coronavirus, tanto el nuevo como los comunes, se contagia a través de la piel. Las manos nos las lavamos porque están en contacto con cosas que nos llevamos a la boca, y porque con ellas nos tocamos la cara, donde tenemos los ojos, los labios y la nariz, puntos por los cuales el virus puede entrar al cuerpo. Así que, aprende a ser consciente de cuándo te tocas la cara, y que esto solo sea después de haberte lavado las manos y antes de haber tocado una superficie que no sabes si puede estar contaminada con CONVID-19.
3. Mantente a distancia de personas enfermas con síntomas de gripe.
Esto puede sonar germofóbico, pero la realidad es que cualquier enfermedad respiratoria se puede evitar simplemente manteniéndonos a cierta distancia de personas enfermas. Esto puede no ser tan importante en casos de gripe común, pero para evitar al máximo la posibilidad de que el COVID-19 se convierta en pandemia, evitar el contacto con cualquier persona con síntomas de gripe es un comportamiento asocial que deberíamos adoptar. Al menos mientras deja de considerarse alerta de salud mundial.
Y no, no se trata de no abrazar ni saludar a nadie, como dicen algunas notas sensacionalistas. A menos que en tu comunidad ya existan casos confirmados, solamente evita el contacto con personas enfermas de algún tipo de gripe.
4. Si ya se confirmó contagio en tu comunidad, utiliza cubre bocas grado n95 y lentes.
Grábate esto: los cubre bocas comunes no evitan que te contagies de gripe. Los cubre bocas comunes existen principalmente para que tus gérmenes tengan menos probabilidad de contagiar a otros. Y son muy útiles para eso.
Sin embargo, si quieres evitar el contagio al convivir con otras personas en una comunidad donde ya se confirmó existen personas enfermas de COVID-19, la única forma es utilizar cubre bocas o máscara grado N95 o mayor, que puede filtrar partículas lo suficientemente pequeñas como virus en el ambiente. Además, de poco sirve si alguien contagiado estornuda frente a ti porque el virus puede introducirse al cuerpo a través de los ojos, si no traes también lentes especiales para evitarlo.
Así que, aunque no está de más utilizar cubre bocas común, la realidad es que solamente estarás gastando en la sensación de seguridad, pero no evitará el contagio de COVID-19.
5. Infórmate de fuentes fidedignas y no compartas notas sensacionalistas.
De nuevo, y como ya mencionamos desde el artículo anterior sobre el nuevo coronavirus, parte esencial de ayudar a evitar que esto se convierta en pandemia es estar informado; pero de fuentes fidedignas. No te creas a la primera cualquier «noticia» que te encuentres en tu news feed, que alguien te cuente, o inclusive que veas en la televisión. Como ya sabemos, lo que le interesa principalmente a quienes se dedican a comunicar es que su nota llame la atención, y para eso utilizarán todos los trucos posibles, incluyendo el sesgo informativo.
Y estar mal informado afecta tanto individual como colectivamente. Evita gastos innecesarios, pánico innecesario y malentendidos que puedan convertirse en problemas analizando siempre la información que te llega. La información correcta e importante existe, pero la mayoría de las veces hay que buscarla; no es la que te llega porque la compartieron tus amigos en Facebook.
¿Quién lo dice? ¿De dónde sacó la información? ¿Qué más hay que no me está contando? ¿Qué parte no le conviene informar? ¿Por qué me llamó la atención?
Así que, analiza la información siempre desde este punto de vista y aprenderás a discriminar funcionalmente entre noticias sensacionalistas y noticias importantes.