Solución definitiva a coronavirus: el Massachusetts Institute of Technology da la razón al presidente AMLO

Para salir de la crisis, el MIT coincide con AMLO. Andrés Manuel sabe lo que debe hacerse. El problema es que le da por generar polémicas innecesarias

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sdpnoticias.com

@FedericoArreola

Al menos coincide con el presidente AMLO el editor en jefe de la MIT Technology Review. En lo fundamental, sí. Y es que Gideon Lichfield ha concluido un artículo bastante interesante del pasado 17 de marzo, que todo el mundo debe leer — “No volveremos a la normalidad”— con las recomendaciones para superar la crisis que tantas veces le hemos escuchado a Andrés Manuel López Obrador.

El artículo de Gideon Lichfield, que cito extensamente porque lo considero importante, dice siguiente:

√ “El distanciamiento social llegó para quedarse por mucho más que unas pocas semanas. Cambiará nuestra forma de vida, de alguna manera para siempre”.

√ “Para detener el coronavirus, necesitaremos cambiar radicalmente casi todo lo que hacemos: cómo trabajamos, hacemos ejercicio, socializamos, compramos, administramos nuestra salud, educamos a nuestros hijos, cuidamos a los miembros de la familia”.

√ No volveremos a la normalidad.

√ Solo el distanciamiento social frena “la propagación del virus de modo que el número de personas enfermas a la vez no cause el colapso del sistema de salud”.

√ La pandemia durará hasta que «suficientes personas hayan tenido Covid-19 para dejar la mayor parte inmune (suponiendo que la inmunidad dure años, lo que no sabemos) o haya una vacuna”. Pero esto puede demorar años.

√ “¿Qué cuenta como ‘distanciamiento social’? Los investigadores lo definen como ‘todos los hogares reducen el contacto fuera del hogar, la escuela o el lugar de trabajo en un 75%’. Eso no significa que puedas salir con tus amigos una vez a la semana en lugar de cuatro veces. Significa que todos hacen todo lo posible para minimizar el contacto social y, en general, el número de contactos cae en un 75%”.

√ “El distanciamiento social y el cierre de escuelas deberían estar vigentes aproximadamente dos tercios del tiempo” hasta que haya una vacuna disponible. Si se le encuentra estará lista en unos 18 meses.

√ Ello por cuanto a que “en todos los escenarios sin distanciamiento social generalizado, el número de casos de Covid abruma al sistema de salud”.

√ Mientras no haya una vacuna el distanciamiento social debe ser permanente, es decir, no suspenderlo en el verano cuando quizá la pandemia ceda por motivos estacionales. Si se suspende, en invierno volverá a estallar.

√ El distanciamiento social “será muy perjudicial para las empresas que dependen de personas que se unen en grandes cantidades: restaurantes, cafeterías, bares, discotecas, gimnasios, hoteles, teatros, cines, galerías de arte, centros comerciales, ferias de artesanía, museos, músicos y otros artistas, sedes deportivas (y equipos deportivos), sedes de conferencias (y productores de conferencias), líneas de cruceros, aerolíneas, transporte público, escuelas privadas, guarderías”. La mayor parte de la economía, pues.

√ Algunas industrias se adaptarán: “los gimnasios podrían comenzar a vender equipos para el hogar y ofrecer sesiones de capacitación en línea”, entre otros servicios para nueva “economía cerrada”.

√ Por supuesto, algunos cambios de hábitos serán benéficos para toda la sociedad: “menos viajes que queman carbono, más cadenas de suministro locales, más caminatas y ciclismo”.

√ Pero para la mayoría de las empresas será muy difícil la adaptación a la nueva realidad.

√ “¿Cómo podemos vivir en este nuevo mundo?” Con mejores sistemas de atención médica, sobre todo “con unidades de respuesta ante pandemias que puedan moverse rápidamente para identificar y contener brotes antes de que comiencen a extenderse”. Esto no ayudará en la crisis del coronavirus, pero sí en futuras pandemias.

√ En el nuevo mundo “tal vez los cines ocuparán la mitad de sus asientos, las reuniones se llevarán a cabo en salas más grandes con sillas separadas, y los gimnasios requerirán que reserve entrenamientos con anticipación para que no se llenen de gente”.

√ También se desarrollarán sistemas tecnológicos “más sofisticadas para identificar quién está en riesgo de enfermedad y quién no,  discriminando legalmente a quienes sí lo están”. Como en Israel, donde se usan los datos de ubicación de los teléfonos celulares con los que sus servicios de inteligencia rastrean a los terroristas, ahora para rastrear a las personas que han estado en contacto con portadores conocidos del virus”.

√ Tal vez se imitará lo que hace Singapur, donde se publica en internet información detallada de todos los casos conocidos: “dónde vive y trabaja la persona, a qué hospital ingresaron los enfermos, etcétera”.

√ En el futuro quizá “para tomar un vuelo, el pasajero tal vez tenga que estar registrado en un servicio que rastrea sus movimientos a través de su teléfono. La aerolínea no podría ver dónde había ido, pero recibiría una alerta si hubiera estado cerca de personas infectadas conocidas”.

√ “Cuando los clubes nocturnos soliciten una prueba de edad, en el futuro podrían pedir una prueba de inmunidad: una tarjeta de identidad o algún tipo de verificación digital a través de su teléfono, que demuestre que ya se ha recuperado o ha sido vacunado contra las últimas cepas de virus”.

√ “Nos adaptaremos y aceptaremos tales medidas, de la misma forma que nos hemos adaptado a los controles de seguridad aeroportuarios cada vez más estrictos a raíz de los ataques terroristas”.

Los que más sufren

Si el diagnóstico del editor en jefe de la MIT Technology Review es impecable, realmente solo puedo calificar como admirables sus conclusiones:

√ “Como de costumbre, sin embargo, el costo real será asumido por los más pobres y los más débiles”.

√ “Las personas con menos acceso a la atención médica, o que viven en áreas más propensas a las enfermedades, ahora también serán excluidas con mayor frecuencia de lugares y oportunidades abiertas para todos los demás”.

√ “Habrá algunos que perderán más que la mayoría, y serán ellos los que ya hayan perdido demasiado”.

√ Entonces, “lo mejor que podemos esperar es que la profundidad de esta crisis finalmente obligue a los países, en particular a Estados Unidos, a corregir las enormes desigualdades sociales que hacen que grandes extensiones de sus poblaciones sean tan extremadamente vulnerables”.

Lo que dice Andrés Manuel, sí, pero…

La conclusión del artículo del MIT es exactamente la tesis que plantea el presidente AMLO para superar la crisis.

Andrés Manuel es muy inteligente y suele dar las respuestas correctas ante las situaciones más difíciles. De ahí que la primera medida de emergencia que tomó fue la de apoyar todavía más a los adultos mayores pobres, los más vulnerables en el grupo que más sufre cuando hay problemas.

El problema es que a veces no controla algunos de sus impulsos y genera polémicas innecesarias que impiden ver lo fundamental de sus proposiciones. ¿Vale la pena que rechace usar el gel antibacterial frente a tanta gente que ve las mañaneras? ¿Es adecuado exhibir en público estampitas del Sagrado Corazón, que por respetable que sea la fe religiosa de muchas personas, en nada ayudan en momentos en los que el conocimiento objetivo resulta de fundamental importancia? ¿Es sano no aceptar que el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se equivocó al no cancelar ya en plano desarrollo de la pandemia en México, el festival Vive Latino al que asistieron decenas de miles de personas?

Suplico al querido presidente AMLO que así como ha decidido no politizar la pandemia, también se comprometa a no caer en lo insustancial —no más religión en temas serios, por favor— y también exija de sus colaboradores un mínimo de autocrítica. Se equivocaron autorizando el Vive Latino, tienen que aceptarlo. Es decir, no todo ha sido perfecto en el plan contra el coronavirus. Lo intelectualmente honesto es admitirlo. Punto.

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