Antonio Heras
MEXICALI.- Un hombre muerto y un lesionado es el saldo del derrumbe en la mina de oro Real de Ángeles del Grupo Frisco, cuyo socio mayoritario es el empresario mexicano Carlos Slim.
El incidente ocurrió el viernes 8 de abril en el yacimiento ubicado en el kilómetro 123 de la carretera Mexicali-San Felipe, por lo que se trasladaron militares, policías municipales y agentes de la Fiscalía General de Baja California.
Esa mina cuenta con una demanda por ejidatarios que denuncian abusos de la empresa por la renta de las tierras, toda vez ya venció el contrato signado para dos décadas.
De 2020 a la fecha se ha reportado la muerte de cuatro mineros por lo que los trabajadores han evidenciado las deficientes condiciones laborales y de seguridad en ese centro laboral.
El reporte policíaco de esta ocasión refiere la versión del paramédico de la compañía Frisco, Jasso Rivera Omar, sobre un derrumbe alrededor de las 6 horas de este viernes, en la zona denominada «Esmeralda Centro», en donde quedó atrapado un trabajador y otro registró lesiones.
Según informaron los empleados de seguridad de la mina, en la extracción del minero atrapado se aplicaron protocolos de seguridad pero a las 15 horas tuvieron contacto con el trabajador que ya no contaba con signos vitales.
El minero muerto fue identificado como Juan Miguel Alvarez Fernández, de 38 años de edad y originario de Durango. El lesionado es Santos Arcadio Morales Pérez, de 40 años de edad, quien sufrió herida en el cráneo frontal y fractura en el hombro derecho por lo que fue atendido en una clínica de San Felipe y después trasladado al hospital IMSS de Mexicali.
El 13 de septiembre de 2021 se registró la muerte de José Alberto Espinoza de la Cruz, de 29 años de edad, en el mismo yacimiento de oro debido a su caída de una tabla que pudo haberse evitado. Es una de las cuatro víctimas en la mina.
Días después, un minero de Real de Ángeles público en sus redes sociales lo siguiente: «Todos salimos de casa con la ilusión de ganar dinero para la familia o para lo que sea; salimos con un nudo en la garganta, a veces salimos enojados, otras veces felices por un nuevo empleo con mejores cosas, pero siempre con la preocupación de si saldré de la mina».
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