BC necesita una de manejo estratégico del agua

TIJUANA.- Las señales que han enviado estados del interior de México, ante la crisis que están viviendo por la escasez de agua, son una llamada de alerta para Baja California.

En opinión de Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), la entidad no tiene hasta el momento una política de manejo estratégico del agua, el problema solo ha tenido una tímida respuesta gubernamental ante la sequía y falta de infraestructura para proveer el vital líquido.

“Las señales de Hermosillo, Monterrey y otras partes no son halagadoras, son amenazantes, creo que nos falta responder con mayor contundencia, me parece que nuestras respuestas de comunidad y de gobierno son tímidas”, destacó.

El pasado 13 de julio la Comisión Nacional del Agua (Conagua), decretó el inicio de emergencia por sequía severa, extrema o excepcional a tres cuartas partes del país; Baja California fue incluida, con los municipios de Ensenada y Mexicali en condición de sequía extrema, mientras que el municipio de Tecate con sequía severa.

Carmelo Zavala recordó que la Presa Hoover, ubicada sobre el curso del Río Colorado a 48 kilómetros de Las Vegas, se encuentra al 27% y se espera que el próximo 15 de agosto se anuncie un recorte en el nivel de agua que provee.

De este lado de la frontera, la presa de El Carrizo, ubicada en los límites de los municipios de Tecate y Tijuana, solo cuenta con 12 millones de metros cúbicos, lo que alcanzaría para proveer a Tijuana, solo por dos semanas en caso de una contingencia.

Ante la innegable realidad del suministro de agua en Baja California, se deberían de declarar medidas emergentes y contundentes, agregó el director del CIGA.
“Puede ser que lo que no quieren es que se cree pánico en la población, pero me parece que si no tenemos conciencia en la población de los límites en que nos encontramos, no abona a pensar que no debemos seguir usando el agua de forma tan irresponsablemente como lo hacemos, desde los gobiernos en su papel que no puede ser evadido y no puede ser omiso, así como la responsabilidad de los ciudadanos, porque el agua no está siendo usada con inteligencia”, explicó.

Zavala Álvarez, explicó que hay medidas que el gobierno podría implementar de forma inmediata para disminuir el consumo de agua, por ejemplo, la disminución o suspensión del riego de jardinería en la ciudad de Tijuana.

Consideró que una medida contundente, fue la determinación del gobierno federal, quien clasificó como “asunto de seguridad nacional” la emergencia por el desabasto de agua potable que enfrenta la zona metropolitana de Monterrey; esto le dará a la federación el control de las concesiones privadas adjudicadas a varias empresas del estado, a fin de hacer frente a la crisis hídrica.

Este ejemplo del gobierno federal podría retomarlo el gobierno de Baja California, con un decreto que, determine clara y contundentemente el riego de áreas verdes “SOLO” con agua morada o de reusó; este líquido también podría utilizarse para compactar terracerías y usos similares mediante estímulo económico con una tarifa de venta muy reducida en comparación con el agua potable.

En el caso de la población, hay un número elevado de viviendas con inodoros que tienen tanques de 20 litros de agua de descarga, cada vez que se utiliza, se desperdicia casi el 60% de líquido. Una solución para quien su economía no le permite cambiar estos muebles sanitarios, es meter botellas o ladrillos al interior de la caja de agua, así el nivel de líquido se mantiene y el gasto de agua en cada descarga será menor.

Carmelo Zavala Álvarez, agregó que el principal riesgo para dejar sin agua a la zona costa de Baja California, es una falla de índole natural o humana en el acueducto Río Colorado. La sequía es una cuestión natural que ya está causando estragos en la distribución del líquido a la población. Un escenario de crisis de agua, dijo, sería una limitante para el desarrollo para Baja California y un problema sanitario para su población.

“Yo creo que el agua puede ser una limitante para el desarrollo y un problema sanitario no tener acceso al agua. Estamos en unos límites muy frágiles, dramáticos, diría, dramáticos”, consideró.

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