TIJUANA. – El envejecimiento, el trabajo y el retiro de las personas mayores será muy distinto al que conocemos hoy en día, esto por varios factores económicos, sociales y por la mejora en la calidad de vida. De acuerdo con el Dr. Gustavo Morelos Padilla, Coordinador de la Maestría en Gerontología Social en CETYS Tijuana, se requieren acciones tanto por las empresas, el gobierno y la sociedad, para hacer frente a lo que será envejecer para las nuevas generaciones.
El académico de CETYS Universidad recordó que persisten las connotaciones negativas generalizadas sobre la adultez mayor como una etapa de vida donde las características más representativas serían el deterioro cognitivo, físico y la vulnerabilidad, reproduciendo la idea de que a cierta edad cronológica (casi siempre 60 o 65 años) ya no se tiene edad para trabajar. Si bien es cierto que se establecieron legalmente los lineamientos para ello, esto correspondía a las condiciones de adultos mayores de otras generaciones. Actualmente conservan capacidades por las que pueden seguir siendo parte de la Población Económicamente Activa (PEA). “La gente no solo vive más años, vive mejor, es un concepto que se llama compresión de la morbilidad”.
“En una sociedad como la nuestra el trabajo es el principal vehículo de socialización, es decir, no solo vamos para conseguir dinero, también obtienes otros beneficios como autorrealización, prestigio, amistades, roles a veces más significativos en una sociedad que privilegia la idea de producción”, respondió el Dr. Gustavo Morelos.
Tan solo en 1950, la esperanza de vida no superaba los 50 años y hoy está por encima de los 70. De acuerdo a las cifras del perfil sociodemográfico de adultos mayores en México de INEGI indica que en 2010 sólo el 31.8% de los adultos mayores a 60 años siguen formando parte de la PEA, de esta el 57.7% (principalmente mujeres) se dedican a quehaceres del hogar, 25.1% es pensionada y sólo 7.5% tiene alguna discapacidad física, mental que le impide trabajar. Estas cifras también apuntan a la idea de que las contribuciones económicas del adulto mayor a la sociedad incluyen trabajos no remunerados y que, por tanto, muchas veces pasan desapercibidos.
El Dr. Morelos destacó que, el trabajo no es solo conseguir dinero o sustento, este también brinda propósito de la vida a través de la socialización y con el sentimiento de cumplir roles significativos. Es decir que cuando las personas mayores se retiran, no sólo se retiran del trabajo, se retiran de una parte importante de su vida.
“Hay una variable psicosocial interesante, que es el propósito de vida: la capacidad de organizar el comportamiento y la identidad a través de metas por seguir. Se tiene documentado que las personas adultas mayores experimentan menos de estos propósitos comparado con las poblaciones más jóvenes, y esto se relaciona a la pérdida de roles significativos, y a su vez está asociado con el concepto de retiro”, describió.
Por ello, el coordinador de la Maestría en Gerontología Social, explicó que se tiene que buscar un envejecimiento productivo, este no necesariamente contempla la continuidad de las mismas actividades, intereses y propósitos de las personas mayores, lo importante es permanecer activos y vinculados a la sociedad de forma propositiva y significativa. El envejecimiento productivo también combate la idea de que envejecer necesariamente es la dependencia, y que las personas mayores solamente reciben o consumen recursos y no son capaces de contribuir con la sociedad.
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