Por Beatriz Aguilar Alejandrez colaboradora del Instituto Regional de Investigaciones sobre Prevención y Participación Ciudadana en BC_
@irisprevencionbc
La adolescencia es una etapa difícil para cualquiera ya que es cuando se comienzan a experimentar cambios físicos y hormonales, pudiendo provocar para algunos confusión y ansiedad, llegando a cuestionar todo de sí mismos, aunado a esto es que sus ideas o lo que sienten no tiene un punto medio, para ellos las cosas están bien o están mal, como puede ser fantástico lo que experimentan también puede ser terrible, llegando a ser extremista su percepción de las cosas.
En esa etapa los jóvenes son egocéntricos, siendo normal que su pensamiento se enfoque en el Yo, el cómo se ven y cómo los ven los demás, en especial los de su misma edad, por lo que es de suma importancia para ellos verse bien, sentirse bien, recordemos que son personas que desean ser parte de un grupo y no ser juzgados por verse diferentes, por todo lo anterior es prioritario como padres participar activamente en su vida y observar cómo podemos ayudarlos a atravesar esa difícil etapa y prevenir situaciones que los pongan en riesgo.
Los adolescentes buscarán individualidad, explorarán actividades sin su familia, reaccionando intensamente a cualquier bloqueo por parte de sus padres, dependiendo la edad será lo permisivo que se pueda ser, cumpliendo con la prueba de confianza para ir avanzando en la libertad que se vayan ganando, ahora bien, será una libertad vigilada, uno como padre debe volverse un excelente e indetectable detective, sigiloso pero eficiente, aclarando, esto no significa seguirlos a donde vayan, pero si saber con qué tipo de personas y lugares se relaciona sin que el menor se sienta acosado.
El joven puede entrar en una etapa en la que se creen que lo sabe todo y a cualquier consejo reacciona molesto, dejando en los progenitores frustración y hasta miedo, pensando el cómo poder abordar ciertos temas que como padres nos preocupan. La impotencia y malestar que sienten nuestros jóvenes ante sus propias emociones es espontánea ya que no saben por qué se sienten así o porque les pasa eso, lo que sí saben es que necesitan urgentemente sacarse esa sensación de encima.
Se ha mencionado que estas manifestaciones son normales, pero debemos estar alerta a cambios preocupantes, como en su estado ánimo, fuertes explosiones de enojo sin sentido, conductas agresivas, falta de higiene, como no bañarse en días, la alimentación, pudiendo dejar de comer o comer en exceso y hasta si duerme mucho o deja de dormir, estos son focos rojos que pueden decirnos que algo grave está pasando y como padres debemos poner cartas en el asunto y pedir apoyo a un profesional.
Los jóvenes siempre necesitaran del amor y el apoyo de su familia, que día con día fortalezcan su autoestima, motivarlos a creer en sí mismo y los alcances que puede lograr si se lo proponen, la seguridad de que no está solo y que contará con sus padres y hermanos en cualquier situación, esto fortalecerá su carácter permitiéndole ser el creador y protagonista de su historia.
Los comentarios están cerrados.