TIJUANA.- Si no implementa una estrategia seria de desarrollo, Baja California continuará rezagándose en el 2023, “aunque presuma alza en exportaciones de maquiladoras, de PIB y otras variables, puesto que es a costa de un empobrecimiento de la población”, afirmó, en su primer análisis del año, el presidente del Centro de Estudios Económicos, Luis Roberto Valero Berrospe.
La entidad —dijo—, ha demostrado en otros tiempos que con buen timón puede ser protagonista, no nacional sino mundial y ahí están las estadísticas históricas. Enfatizó que el presente será un año complicado para los estados, pero diferenciado por entidades, pues el Bajío y Nuevo León han sido la punta de lanza en el área económica del país, gracias a atinadas políticas.
Indicó que nuestro estado despidió un año muy complicado pero lo peor aún no termina. El 2022 fue uno de los años más complicados de este siglo para los hogares de Baja California, ya que pueden crecer muchas variables macroeconómicas “pero hay dos que si están mal, lo demás no importa: el ingreso de los hogares y la inflación”.
Valero Berrospe sostuvo que la inflación es el impuesto más caro y generalizado que pagamos los ciudadanos, y el año que recién terminó Mexicali registró la inflación anual más alta desde el año 2000, con 8.85%, mientras que Tijuana tuvo la segunda más elevada (8.61%), solamente superada por la del año previo.
Añadió que dado que se trata de una inflación importada, nada ha podido contener los precios de los alimentos que registraron la inflación más elevada en 23 años para Mexicali (13.61% anual), y en 22 años para Tijuana (12.63% anual). El pronóstico es que esto continuará varios meses debido al impacto del cambio climático en las cosechas y la guerra ruso-ucraniana, advirtió.
Y al calificar de “combinación perversa” a la inflación y precariedad salarial, el presidente del Centro de Estudios Económicos de Baja California precisó que no se trata solamente de generar empleos, sino de la calidad de los mismos.
Informó que en el 2022 se agregaron al sector formal 35 mil 833 nuevos puestos de trabajo; el problema es que 34 mil 23 fueron de solo hasta 2 Salarios Mínimos, seguido de los de 3 SM con 13 mil 138, en tanto que los sueldos de más de 5 SM se redujeron en 16 mil 870 plazas.
Mientras los ocupados formales que ganan más de 5 SM continúan tocando mínimos históricos, los de hasta 2 SM se mueve a la inversa, lo que genera una perversa desigualdad social, una sociedad que se empobrece y ahonda el desarrollo social. Los ocupados con hasta 2 Salarios Mínimos tocaron el mayor nivel desde que el IMSS lleva registros en la entidad, con cerca de 404 mil, subrayó.
Y si no hay poder adquisitivo no hay ventas, y esto fue lo que ocurrió durante el 2022 en donde creció la informalidad en tanto que 9 mil 940 negocios del sector comercio y servicios, particularmente micro y pequeños establecimientos, cerraron sus puertas. Solamente en Diciembre quebraron 193 negocios, 92 de ellos en Mexicali y 49 en Tijuana, sostuvo Valero Berrospe.
Por si esto fuera poco, afirmó, las deportaciones de mexicanos por Baja California “han alcanzado un nivel de alerta roja con un alto impacto económico y social que nadie quiere ver”.
Durante el 2022 las deportaciones por Tijuana crecieron 793% anual, y a nivel estatal 178%, lo que indica que el acuerdo de México con Estados Unidos para recibir a 30 mil deportados extranjeros cada mes, combinado con los mexicanos, puede detonar un gran problema social si no se dan recursos.
Insistió que por ello el 2023 será un año complicado para los estados que no tengan estrategias, y desafortunadamente Baja California se encuentra en esta difícil circunstancia debido a la falta de políticas económicas adecuadas por parte de nuestros gobernantes, finalizó.
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