Integración económica en la frontera y el desafío ambiental bajo el T-Mec

TIJUANA.- Un punto clave en la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), con un énfasis particular en el capítulo 24, que aborda el cumplimiento de las regulaciones ambientales en cada país, es la frontera entre México y Estados Unidos, un espacio donde convergen culturas, economías y comunidades en constante interacción.

En el marco de este importante tema binacional, José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C., destacó la relevancia de fortalecer la gobernanza en la región fronteriza. “La frontera México-Estados Unidos es un tema sensible en muchos aspectos, particularmente el ambiental. Parte del capítulo 24 del T-MEC hace énfasis en el cumplimiento de las regulaciones ambientales nacionales de cada país, sancionando el incumplimiento. Esto representa una oportunidad para México de mejorar en este sentido”, expresó Zavala.

El análisis de Zavala subraya cómo las relaciones económicas, familiares, financieras y culturales que caracterizan la frontera son elementos fundamentales para la integración económica en Norteamérica. Sin embargo, el cumplimiento de las normativas ambientales nacionales sigue siendo un desafío que afecta tanto a las empresas como a los gobiernos.

En la región fronteriza, las interacciones binacionales son constantes y multifacéticas. Desde el intercambio comercial, hasta las conexiones familiares y culturales, la frontera simboliza una zona de interdependencia. La Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo de México (CONCANACO) ha promovido foros para analizar estos temas, destacando cómo la comunidad fronteriza puede convertirse en un ejemplo de integración económica y cumplimiento ambiental.

“El papel de la CONCANACO y las cámaras de comercio en el país es buscar que sus agremiados y el sector en general tengan mejores índices de cumplimiento ambiental, no solo mediante inspección y vigilancia, sino también promoviendo esquemas voluntarios de certificación ambiental”, explicó. Estos esquemas incluyen certificaciones, etiquetados, estímulos fiscales y programas de incentivos económicos, todos diseñados para fomentar prácticas sostenibles entre las empresas de la región.

Zavala enfatizó la necesidad de uniformar los procesos regulatorios a nivel municipal, estatal y federal. “Estamos interesados en que haya un esquema uniforme entre los tres órdenes de gobierno, con una sola certificación ambiental que facilite la simplificación administrativa. Esto ayudará tanto a los sujetos regulados, como las empresas, como a los gobiernos”, señaló.

El capítulo ambiental del T-MEC no solo aborda el cumplimiento de normativas, sino que también busca establecer estándares que promuevan la sostenibilidad en la región. “Tenemos leyes, reglamentos y normas oficiales mexicanas que necesitan un mayor esfuerzo de implementación. En el lenguaje diplomático, lo llamamos una oportunidad de mejora”, puntualizó Zavala.

Para lograr estos objetivos, el Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C. trabaja en la promoción de esquemas que incentiven el cumplimiento ambiental de manera voluntaria. Esto incluye la creación de estímulos fiscales, el diseño de programas de certificación y la colaboración con organismos internacionales que fortalezcan las capacidades locales.

La revisión del T-MEC representa una oportunidad para que México y Estados Unidos refuercen no solo sus lazos comerciales, sino también su compromiso con la sostenibilidad ambiental. La frontera, como epicentro de estas relaciones, tiene el potencial de liderar este esfuerzo mediante la colaboración entre comunidades, cámaras de comercio y gobiernos.

El Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, es un ejemplo histórico para ver a estos tres países como parte de un ecosistema compartido, la Norteamérica de una sola visión.

“La fortaleza interna de la región fronteriza radica en su capacidad para integrar intereses económicos, familiares y culturales en una visión común de sostenibilidad”, concluyó Zavala.