En Línea Baja California
Tijuana, BC.- En el cruce simbólico entre el dolor humano y la fe, más de 300 personas participaron este Viernes Santo en la representación del viacrucis en el centro de Tijuana, donde madres buscadoras y migrantes hicieron visible el sufrimiento cotidiano en esta frontera marcada por la desaparición y el éxodo.
Organizado por la Arquidiócesis de Baja California, el viacrucis se desarrolló en medio de un cielo encapotado que acompañó el recorrido por las principales calles de la ciudad.
La escenificación contó con fieles caracterizados como Jesús, la Virgen María, María Magdalena, los apóstoles y soldados romanos, quienes acompañaron las caídas simbólicas del “Jesús fronterizo” hasta su crucifixión frente a la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.
Una de las escenas más significativas fue la representación de María, madre de Jesús, interpretada por una madre buscadora integrante de un colectivo que lucha por hallar a sus hijos desaparecidos en esta región. La elección de su participación tuvo como fin visibilizar la lucha de quienes recorren desiertos, brechas y oficinas institucionales en búsqueda de justicia y verdad.
“Esta frontera es tierra de dolor, pero también de esperanza. La imagen de una madre buscadora como María nos recuerda que la fe camina al lado de quienes no se rinden”, expresó uno de los organizadores del evento.
José María García Lara, coordinador de la Alianza Migrante de Tijuana, señaló que la participación de personas migrantes en la representación busca mantener presente el sacrificio de quienes, al igual que Jesús, han sufrido violencia, rechazo y muerte en su tránsito hacia una vida digna. “Hoy recordamos a quienes han perdido la vida en su camino al norte, cruzando esta frontera que tantas veces se convierte en muro y sepultura”, dijo.
La procesión de este año no sólo recordó la pasión de Cristo, sino también la de miles de personas que enfrentan diariamente la violencia estructural en los márgenes del país. En Tijuana, la fe se convirtió en un puente simbólico entre el drama humano y la resiliencia colectiva que persiste en la línea fronteriza.
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