Javier y Joanna, la pareja de artistas que visibiliza a los deportados en Tijuana

Por Nómadas Press

TIJUANA.- Javier y Joanna son una pareja de artistas tijuanenses dedicados al arte, cada uno con su proyecto, pero siempre en mancuerna, quienes han convertido sus experiencias de deportación y separación familiar en una plataforma para apoyar y visibilizar a quienes comparten su situación y no encuentran arropo en Tijuana.

Javier Salazar Rojas, quien es conocido como “Deported Artist”, encontró en la pintura una terapia para procesar la difícil experiencia de su deportación hace nueve años, ya que durante algunos años estuvo trabajando en los llamados call center, pero siempre con una insatisfacción de que, a pesar de ser de Tijuana, no sentirse como en casa.
Después de cumplir una condena por robo en Estados Unidos, Javier regresó a su ciudad sin un plan definido, anduvo “de un lugar a otro”, como él mismo lo manifiesta, pero la falta de programas integrales para personas repatriadas complicó su adaptación y se vio obligado a iniciar una nueva vida en una ciudad que entonces le pareció desconocida.
Joanna García Salazar, por su parte, lidera actualmente el proyecto “Hijas del Maíz”, que conecta a familias separadas por la deportación. Con tres hijos y enfrentando rechazo familiar, la estigmatización y la carga emocional de la deportación, encontró en su iniciativa una forma de apoyar a otras familias.
Desde que Javier fuera deportado y comenzaran a involucrarse en su trabajo artístico, la pareja ha experimentado rechazo por exhibir su situación en redes sociales, pero persisten en su labor.
El arte como paliativo de apoyo y denuncia
“Deported Artist” abandonó los call centers hace cinco años para dedicarse por completo a la pintura y ayudar a otros deportados. Sus obras, que reflejan la binacionalidad de la región, la migración, la cultura chicana, el desierto y los símbolos mexicanos, buscan crear conciencia.
“Soy artista y me gusta pintar sobre mi cultura, pero, sobre todo, sobre temas migratorios porque yo fui deportado, estoy separado de mi familia y a través de mi arte busco ser una plataforma para darnos voz a los deportados y visibilidad en Tijuana, porque desafortunadamente nos deportan y ya no contamos al llegar aquí, nos olvidan”, dijo.
Resaltó que las políticas migratorias en México no benefician a quienes han sido deportados y uno de los principales retos a los que se enfrentan son la inclusión social y laboral, como fue su caso, además de el hecho de estar separado de su familia, lo cual “ha sido difícil y es muy difícil porque cuando te deportan no te dan más opción que entrar a un call center”.
Sobre su trabajo, destacó una obra pintada en el muro fronterizo en Playas de Tijuana, en donde Joe Biden y Donald Trump se están besando, esto como una protesta ante las medidas que ambos han tomado en contra de la migración.
Joanna complementa la labor artística de Javier y se encarga de comercializar sus creaciones al otro lado de la frontera. La venta de artículos también ha convertido a la pareja en un punto de referencia para quienes buscan orientación después de ser deportados, ya que, como lo hizo saber la artista, las personas deportadas se enfrentan a muchos retos.
“Además de la salud mental y la estigmatización social, la separación de los hijos y la familia es uno de los fuertes retos a los que se enfrenta una persona que ha sido deportada después de haber hecho gran parte de su vida en Estados Unidos y eso es complicado de sobrellevar”, resaltó.
A pesar del rechazo de algunos, Javier y Joanna continúan siendo una fuente de apoyo y visibilidad para la comunidad deportada. Su compromiso se extiende a círculos de apoyo mensuales y redes sociales, donde comparten experiencias y brindan orientación y su labor artística continúa marcando la diferencia en la vida de quienes enfrentan la deportación.

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