TIJUANA.- En México una persona genera al día casi un kilo de residuos sólidos, lo que se traduce en 42 millones de toneladas al año en el país. Se estima que más del 30% de estos residuos son inorgánicos y pueden ser reciclados.
En opinión del IBQ. José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C., el reciclaje debe definirse como la recuperación de materiales para transformarlos en otros productos que posteriormente también puedan ser reciclados.
“Nada más por separar, acopiar o transportar, ya decimos” Yo reciclo”, pero depende de varias etapas para que un material secundario pueda llegar a ser un producto. Depende también de la escala económica”, apuntó.
El director del CIGA México explicó que uno de los temas importantes en la primera etapa del reciclaje es la separación de origen. Por lo general, los residuos sólidos urbanos son mezclados y así se entregan al servicio de recolección municipal o particular para su posterior disposición. En Baja California una tarea pendiente es la separación de los residuos, su aplicación facilitaría y haría más rentables las etapas posteriores.
“Aunque la separación de origen está contemplada en las leyes y regulaciones, no se aplica y se continua con un servicio de recolección no separada. Esto se convierte en una cadena, porque el generador en casa habitación tampoco separa la basura y en los casos donde se logra, el recolector de basura los mezcla ocasionando frustración en los ciudadanos que intentan esta separación”, lamentó.
José Carmelo Zavala Álvarez, egresado del programa LEAD por el Colegio de México, enfatizó la importancia de la separación de origen para la derivación de metales y sus diferentes aleaciones, vidrios, plásticos, entre otros; en la mayoría de los casos se pueden hacer diferentes clasificaciones hasta llegar al punto de elaborar otro producto con estos materiales.
El experto en temas ambientales observó que, uno de los obstáculos para que se logre un producto a base de materiales separados es la economía de escala. Un ejemplo es la cartonera de Mexicali que recolecta el cartón del estado, lo tritura, lo muele y lo transforma en cajas. Sin embargo, siempre existe el riesgo de que la cadena de valor se rompa, por diversas variables como altibajos en los precios internacionales.
“Los gobiernos tendrían que cuidar con regulaciones para que se mantenga la cadena de valor, para que los eslabones débiles de esta cadena de valor no interrumpan el flujo. Ha ocurrido con cartón cuyo precio ha caído tanto que, después de ser acopiado, terminan las pacas en los basureros porque el precio ya no dio ni para pagar el flete para que llegue en este caso a Mexicali, lo cual es terrible”, anotó.
“Paso también con los plásticos. Estábamos acostumbrados a que todos se los llevaba China y cuando subió sus estándares de calidad del plástico que recibía para reciclaje, los almacenes en México, Estados Unidos o Europa se quedaron saturados de plástico”, profundizo.
El también vicepresidente de Gestión Estratégica para el Desarrollo Sustentable de CONCANACO SERVYTUR, agrego que siempre se debe tener presente que el reciclaje es la última etapa de la economía circular. Por ello, es necesario analizar de manera local, estatal y nacional, la generación de materiales susceptibles de reciclaje y así determinar cuál material tiene posibilidades de desarrollarse.
Los residuos de la construcción son los únicos que se pueden desarrollar de manera local. Su peso hace costoso trasladarlos, por lo que no se les da un manejo adecuado y se dejan tirados en cualquier lugar de la ciudad.
Un ejemplo de cadena de valor se da en la ciudad de México, donde las banquetas solo pueden construirse con concreto reciclado. Esto significa que hay un estímulo, un impulso económico para que el concreto sea separado, molido y vuelva a ser un material de construcción para banquetas sin riesgo de soporte.
Residuos de la construcción podría ser un caso práctico en Tijuana, con el auge de obra privada y publica que existe actualmente. Estos residuos pueden ser reutilizados con la ventaja de que ya están en la mancha urbana, evitando así la extracción de materiales vírgenes.
En Baja California los residuos de la construcción pueden ser un caso de practica y acompañamiento para el reciclaje, con inversión y regulación desde los gobiernos.
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