EU y México inician la ampliación de planta de tratamiento de aguas residuales en South Bay para enfrentar crisis
SAN DIEGO.- En un esfuerzo conjunto para combatir la prolongada crisis de aguas residuales que afecta a la región fronteriza entre México y Estados Unidos, la Sección Estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (USIBWC) celebró el inicio de las obras de rehabilitación y ampliación de la Planta Internacional de Tratamiento de Aguas Residuales de South Bay (SBIWTP). Este proyecto binacional, con una inversión inicial de 42.4 millones de dólares, tiene como objetivo duplicar la capacidad de tratamiento de aguas residuales, lo que representa un paso clave para reducir los flujos contaminantes provenientes de Baja California.
La ampliación de la planta, ubicada en San Diego, se financia de manera conjunta entre la USIBWC y la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA). La obra busca aumentar la capacidad de la planta de 25 a 50 millones de galones diarios (MGD), con un flujo máximo de 75 MGD, abordando así la contaminación transfronteriza que ha afectado a las comunidades del sur de California y la costa de Baja California durante décadas.
En la ceremonia inaugural, la Comisionada de la USIBWC, Dra. Maria-Elena Giner, destacó la importancia del proyecto y los años de esfuerzo detrás de su implementación. «Hemos trabajado arduamente para llegar a este punto, tras realizar más de 30 millones de dólares en reparaciones en el último año. Esta ampliación es un paso crucial en la protección de la salud pública y la calidad ambiental de la región», señaló Giner, quien además subrayó que las mejoras también están vinculadas a la infraestructura de saneamiento en México bajo el acuerdo binacional conocido como Acta No. 328.
El proyecto no solo beneficiará a los residentes de San Diego y Tijuana, sino que también representa una solución integral para una de las crisis ambientales más prolongadas en la frontera. Las autoridades locales y federales en ambos países han reiterado su compromiso de eliminar hasta el 90% de las aguas residuales no tratadas que llegan a la costa del Pacífico. «Esta planta ampliada marcará una diferencia tangible en la calidad de vida de nuestras comunidades», comentó el representante federal Juan Vargas, quien jugó un papel fundamental en asegurar los 400 millones de dólares en fondos federales necesarios para el proyecto.
Además del impacto ambiental, la obra también busca fortalecer las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. «Este proyecto es una prueba del compromiso de ambos países por resolver esta crisis de aguas residuales que ha afectado tanto a la salud pública como al ecosistema regional», afirmó Yana García, Secretaria de Protección Ambiental de California.
La construcción de la planta utilizará un enfoque de diseño-construcción progresivo, permitiendo la ejecución de trabajos iniciales en 2024, con una duración estimada de hasta cinco años. No obstante, este método podría acortar el plazo hasta 18 meses, dependiendo de la financiación y el ritmo de construcción.
Mientras tanto, los residentes de ambos lados de la frontera continúan lidiando con los efectos de la contaminación transfronteriza. Sin embargo, líderes como el senador Alex Padilla y la representante Sara Jacobs expresaron su optimismo sobre los avances que traerá este proyecto para la región. «Es fundamental que sigamos trabajando juntos para garantizar un aire y agua más limpios para nuestras comunidades costeras», concluyó Padilla.
Este proyecto es una pieza clave de los esfuerzos conjuntos de EE.UU. y México para abordar la crisis ambiental en el Valle del Río Tijuana, sentando un precedente para futuras colaboraciones en la gestión de recursos hídricos en la frontera.
Para más información y actualizaciones sobre el progreso de la obra, consulte https://bit.ly/3Lxo6PY.
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