Antonio Heras
MEXICALI.- A partir de abril, los albergues de la sociedad civil que operan en esta frontera reducirán a la mitad la atención a personas en contexto de migración.
Se trata de las 12 organizaciones civiles que tienen refugios para este sector de la población, cuya presencia en Mexicali se incrementó por las caravanas de centroamericanos, con los retornados por el gobierno de Estados Unidos para esperar su resolución judicial de asilo y con los mexicanos deportados.
Los encargados de los cuatro albergues mas representativos de la capital de Baja California exigieron a los gobiernos municipales, al gobernador Francisco Vega y al presidente Andrés Manuel López Obrador que asuman su responsabilidad ya que «si dejaron ingresar a cientos de centroamericanos por la frontera sur de México, apóyenos en la frontera norte para darles la atención debida como marcan los tratados internacionales que firmaron».
La Alianza Migrante de Mexicali cuestionó la política adoptada contra la corrupción en el manejo de recursos de organizaciones de la sociedad civil, toda vez que consideraron que «se castiga a todos por los actos de unos pocos».
«Que bien que se combata la corrupción, pero esa está en los funcionarios, en los altos niveles, nosotros (las asociaciones civiles) no nos robamos el recurso ni lo maladministramos, no es justo lo que está pasando» señaló Altagracia Tamayo, presidenta de la asociación Cobina.
Señaló que en su caso desde junio del 2018, todavía durante la administración de Enrique Peña Nieto, dejó de recibir víveres de Sedesol por 78 mil pesos mensuales, aunque precisó que este albergue y comedor comunitario en la zona centro de Mexicali requiere de 300 mil pesos cada 30 días.
Tomás Diosdado, presidente de Alfa y Omega, señaló que su albergue sobrevive de las donaciones en especie que dan las familias y organizaciones eclesiásticas mexicalenses, pero con las caravanas de centroamericanos y con el éxodo de haitianos, tuvieron que empezar a vender comida para proveerse de recursos y hacer labores de limpieza en el estadio de basquetbol del equipo Soles de Mexicali.
Indicó que sin problema alguno reciben a los migrantes que son canalizados por el Grupo Beta y el Instituto Nacional de Migración, incluso Alfa es el refugio asignado a Daniel Santos Núñez, el mirgante hondureño que este jueves se convirtió en el primer centromericano retornado por la garita de Mexicali para seguir su juicio de asilo con el gobierno de Donald Trump.
Diosdado mencionó que en la actualidad ese albergue está ocupado en un 80 por ciento de su capacidad, pero es insostenible la situación económica porque además de los hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, recibe cada mes a un centenar de mexicanos repatriados por esta frontera.
Santiago Raygoza del albergue Hijo Pródigo, conocido por los migrantes como «El Castillo Amarillo», aseguró que los migrantes de Centroamérica no solamente necesitan alimento y donde resguardarse, sino también las últimas dos caravanas han ocupado atención médica y hasta psicológica porque todos llegan a esta ciudad tras un recorrido de miles de kilómetros en el techo del tren carguero «La Bestia».
«Están sujetos a demasiado estrés, principalmente las mujeres y niños, por eso tuvimos que hacernos de dos sicólogas que nos han ayudado mucho. Por otra parte, también han presentado quemaduras en cara y cuerpo por su exposición directa al sol durante muchas horas», explicó.
La docena de asociaciones de migrantes de Mexicali puntualizaron que arriban a diario a la ciudad 50 centroamericanos, quienes permanecen aproximadamente 20 días en los albergues.
Señalaron que las autoridades estatales y federales les han indicado que vienen en camino 200 personas en contexto de migración de Honduras y Guatemala.
Comentaron que de manera extraoficial por su relación con albergues de Sonora y Ciudad de México, saben que hay alrededor de mil migrantes centroamericanos en espera de emprender su viaje hacia la frontera del noroeste del país.