Un don extraordinario ser paramédico de Cruz Roja

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TIJUANA.- Ella es Karen Paola Quijano Castellanos, alumna de séptimo cuatrimestre de la Licenciatura en Comunicación y Publicidad en la Universidad de Tijuana CUT. Es una joven ordinaria con un don extraordinario. A sus veinte años de edad, Paola es paramédico y voluntaria de Cruz Roja Mexicana.

En sus ratos libres, Paola no sale de reventón ni se reúne con su familia o amigos, ella prefiere pasar ese tiempo como voluntaria en la coordinación de socorros de la Cruz Roja aquí en Tijuana. Estudió la carrera de Técnico en Urgencias Médicas y desde hace casi cuatro años se desempeña en diferentes labores de rescate. “Siempre que tengo un tiempo libre me voy de voluntaria a Cruz Roja. Claro que me canso, se sufre un poquito, pero trato de habituarme a todo y de llevar un balance en mi vida. Pero también son horas sin dormir bien, trabajas turnos de veinticuatro horas sin descanso porque se presenta servicio tras servicio que atender. No comes porque no hay tiempo y cuando logras tener un poco ya son las diez de la noche, y si comiste tuviste suerte. Son sacrificios que bien vale la pena porque cuando ves una sonrisa de un paciente, cuando escuchas un gracias, es verdaderamente gratificante”.

Este interés por convertirse en voluntaria de la Cruz Roja surge desde su infancia, su papá fue paramédico y acostumbraba relatarle las diferentes acciones de rescate en las que participaba. Así, su padre, sin saberlo, se convierte en esa fuente inspiracional: “él se encargó de fomentar en mí ese gusto y amor, esa pasión por la carrera de paramédico”.

Llegar a la base para cumplir con sus guardias, portar el uniforme que la identifica como paramédico de la Cruz Roja, se ha convertido en un gran compromiso para Paola. “Esto para mí no es una moda, es ir más allá de la simple atención de un paciente, representa una responsabilidad de saber que de mi depende la vida de un ser humano y, al final del día, lo único que me llevo es el agradecimiento de la gente”.

No es fácil ser paramédico

Pero ser paramédico rescatista nos es fácil. Paola tuvo que estudiar un año para convertirse en Técnico en Urgencias Médicas. “Todos piensan que para ser paramédico no tienes que estudiar pero no es así, si se estudia, se sufre mucho porque en las horas que inviertes tienes que sacrificar tiempo y convivencia con la familia, con los amigos, dejas todo por estar en Cruz Roja. Para mí es un orgullo traer mi camiseta bien puesta, se cuál es mi papel y trato de mantener mis pies bien fijos en la tierra”.

Como rescatista, Paola ha enfrentado muchas situaciones de riesgo pero en todas ellas siempre su prioridad ha sido salvaguardar la vida de los pacientes. “Mantenerlos vivos es mi mayor responsabilidad”.

Como rescatista y paramédico ha sido para Paola una doble exigencia como mujer, pues se le juzga por su condición “débil” pero “cualquier mujer que decida ser paramédico es porque está dispuesta y sabe lo que va a enfrentar”. En la calle nada es fácil, las mujeres paramédicas se adentra en un terreno en donde el hombre, “y no me refiero a los compañeros sino a los policías, piensan que una mujer paramédica enfrenta límites y no podrá cargar con un paciente, pero no es así, uno también puede romper con esas barreras”.

A lo largo de estos casi cuatro años como paramédico y rescatista voluntaria de Cruz Roja aquí en Tijuana, a Paola le ha tocado experimentar varios cambios. “Antes eran más tranquilas las guardias, si había reportes pero no eran tan altos en el ámbito policiaco. Pero últimamente, en este año, se han incrementado considerablemente las llamadas de emergencia, es uno tras otro cada reporte. Nosotros –los paramédicos- nos distribuimos por bases: una en centro, Florido, Otay, etc., y vas escuchando en la radio cómo entran los reportes uno tras otro, uno se queda impactado por el número de llamadas, esto nos indica el alto porcentaje de situaciones violentas que se registran en la ciudad”.

Enfrentar el miedo

Después de recibir una llamada de emergencia y trasladarse al lugar del incidente Paola se ha enfrentado al miedo. “Siempre lo he comentado con algunos compañeros, en el trabajo en Cruz Roja se comenta cuando son baleados. Claro que hay miedo porque te preguntas qué va a pasar, a dónde nos vamos a dirigir, qué vamos a encontrar, si la zona es segura o no”.

Recordó que en una ocasión, se registró una balacera por lo que tuvo que atender ese reporte. Se trataba de dos lesionados. “Si hay miedo cada vez que estás ahí, en el lugar, piensas qué puede pasar en el trayecto hacia el hospital, tienes miedo por tu vida. Y ese miedo pesa porque piensas que puede llegar un balazo o un carro que te cierre el paso para bajar a un paciente y rematarlo. Enfrentar esa situación, vivir ese momento es muy fuerte y si da miedo”.

Paola también compartió otro momento difícil que enfrento al atender a un infante. “No recuerdo el nombre de la colonia pero era una zona muy humilde de la ciudad, en la que ni siquiera contaban con los servicios públicos indispensables. Al llegar al lugar me percató que se trataba de un bebé de pocos días de nacido, en estado inconsciente. Su mamá le hablaba, lo cargaba entre sus brazos pero el niño no reaccionaba. Al valorar al pequeño nos dimos cuenta que había fallecido; la mamá nos comentó que no tuvo dinero para trasladarse a una unidad hospitalaria, por lo que el menor no recibió ningún tipo de atención médica y falleció. Eso ha sido lo más triste”.

En Cruz Roja es amor

Pero enfrentar este tipo de situaciones también ha sido aleccionador para Paola, pues se ha preparado para acompañar a los familiares en ese momento de dolor. “Es la otra cara de la moneda. Tienes al paciente que ya falleció pero ver a la familia cómo sufre la pérdida es muy fuerte y debemos saber cómo manejar este tipo de situaciones, usar las palabras adecuadas para dar alivio a esa tristeza, a ese dolor. Eso también es otro momento difícil como paramédica. Eso también es Cruz Roja, vivir esto nos mantiene sensibles y humanos porque nos damos cuenta que la atención no sólo son gazas y curitas, también es brindar amor, compasión y compañía. Eso somos en Cruz Roja”.

Como voluntaria paramédica Paola hace una invitación para acercarnos a Cruz Roja Mexicana y conocer de cerca cómo funciona y opera esta institución de salud. “Si no quieren ser paramédicos no importa, sólo es necesario tener los conocimiento básicos para brindar atención de primeros auxilios. Es importante tener esta capacitación porque nunca se sabe en qué momento se va a requerir la ayuda para atender a un familiar o amigo y, en ese momento o situación de riesgo, se deben tener los conocimientos suficientes y necesarios para actuar rápido”.

Su carrera de Técnico en Urgencias Médicas la combina con sus estudios en la Licenciatura en Comunicación y Publicidad que cursa en el CUT Universidad, porque las considera a ambas muy humanas. Esta última le interesa porque le permite mantenerse comunicada con la gente y su entorno, y porque en un futuro está interesada en informar a la comunidad tijuanense sobre ciertos casos que viven y enfrentan los rescatistas y paramédicos en su labor diaria. Ambas carreras para Paola “son mi pasión, a mí me gusta lo que hago, nunca me arrepentiré de ser paramédica y de estudiar la carrera de Comunicación porque con orgullo digo: Soy paramédica y futura comunicóloga”.

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