La prevalencia de diabetes en la población mexicana es del 10% al 15%

TIJUANA.- Mientras no se hagan esfuerzos que tengan impacto en la educación, más allá de solo campañas de concientización, no se verán resultados en cuando a la disminución de la prevalencia de diabetes en México. Sin embargo, los esfuerzos sí han tenido algunos avances, ahora la gente se cuida un poco más y está consciente de los riesgos inherentes a la enfermedad.

 

Lo anterior fue afirmado por la médica internista, especialista en diabetes, Adriana Vega, quien advierte que anteriormente, en su paso como doctora en el sistema de salud público, ella fue testigo de una gran cantidad de miembros inferiores que tuvieron que ser amputados porque las personas no se cuidaban y no controlaban su diabetes.

 

Por otro lado, afirma que todavía a muchas personas no les gusta dar a conocer que están enfermas de diabetes, y más allá de eso, temen mucho el diagnóstico, y cuando éste sucede, tardan mucho en aceptarlo, y luego, en empezar a tomar las riendas de su cuidado y de su control total. 

 

“Depende de cada persona la manera cómo enfrenta el problema, no es algo de dar vergüenza, no están gordos solo porque sean desordenados, simplemente que la misma resistencia a la insulina los hace que no tengan saciedad y antes de tener diabetes empiezan a engordar, y eso los pacientes no lo saben”, resalta la doctora, oriunda del estado de Jalisco.

 

En resumen, nos hace falta mucha información, a pesar de que estamos en la “etapa de oro” del manejo de la diabetes, tanto por el cúmulo de información disponible por doquier como por los nuevos fármacos y tratamientos que han estado surgiendo en los cinco continentes.

 

Ahora el reto está en hacer que estos nuevos tratamientos lleguen a las personas, es decir, hay que trabajar en la parte de acceso los medicamentos. “Los médicos de primer contacto, los internistas, diabetólogos y endocrinólogos necesitamos que la población conozca realmente la verdad de la enfermedad y busquen información verídica, porque siempre salen productos mágicos.

 

Sin embargo, como todos sabemos, lo anterior no existe. Muchos pacientes desean eso, que solo con tomar una pastilla todo cambie sin tomar ninguna otra acción, casi como algo mágico, pero eso es fantasía y nunca sucederá. Por el contrario, se requiere que el paciente se informe, sea responsable con su salud, controle sus niveles de azúcar de manera regular y que haga un cambio de hábitos, que se dice fácil, pero en el día a día no lo es.

 

Al respecto, la doctora Vega reitera: “No hay pastillas mágicas para la diabetes, es un cambio de estilo de vida, es un cuidado de la salud, hacerse responsables, aprender a nutrirse, a hacer las comidas en forma y en horarios fijos, hidratarse, comunicar el diagnóstico a la familia, asistir de manera regular con el médico, y claro, tomar el tratamiento”.

 

Por desgracia, por lo regular es hasta que las cosas se complican cuando el paciente empieza a tomar algunas acciones, cuando están perdiendo la visión, tienen una gangrena en una pierna, traen insuficiencia renal, etcétera, es cuando se espantan y empiezan a atenderse con un médico.

 

Pero justo es cuando el paciente empieza a subir de peso y sufrir de sobrepeso y obesidad, además de que sus niveles de glucosa comienzan a subir, cuando nos da un margen de tiempo de tratamiento, de entre cinco y 10 años, para poder tener un buen control. De no hacer nada, el paciente empieza a tener un descontrol crónico y empiezan a aparecer las complicaciones asociadas. “Lo que más me ha costado trabajo es que los pacientes integren un programa de ejercicio. Yo pensaba que era más difícil enseñarlos a comer que ponerlos a hacer ejercicio, pero es más complicado activarlos físicamente a que aprenda a comer. El ejercicio es una piedra angular del tratamiento”.

 

La epidemia de diabetes que hay en México, asociada sin duda al sobrepeso y obesidad, es una carga económica muy grande para el sector salud, por lo cual es más que urgente iniciar con programas educativos que vayan más allá de simples recordatorios, como los que se hacen con el “Día Mundial de la Diabetes”.

 

La verdad, afirma la doctora Vega, es que este problema de la diabesidad -obesidad con diabetes- ya rebasó a las instituciones de salud en México, “así que no nos queda más que irnos hacia la prevención, porque no hay manera de que un un sistema de salud soporte tantas complicaciones, como la insuficiencia renal crónica, que se lleva una gran cantidad de recursos anualmente y además la calidad de vida que tiene un paciente con insuficiencia renal crónica es francamente triste”.

 

Una alternativa en la prevención es el Omega 5 Nanoemulsionado, dado que el estrés oxidativo es lo que genera todas las enfermedades crónico-degenerativas. “Si una persona toma un Omega 5, pues va a evitar las enfermedades, porque antes de la enfermedad está el estrés oxidativo, y el estrés oxidativo es la pérdida del equilibrio que hay en el cuerpo humano”.

 

Al generar oxígeno se están produciendo radicales libres, pero nuestro organismo tiene un sistema antioxidante que tiene antioxidantes naturales que contrarrestan esta producción de oxígeno y mientras que esto se mantiene en equilibrio, eso está bastante bien, “pero ¿quién se encarga de mantener ese equilibrio? Pues nuestro sistema inmune, que empieza a mandar señales al organismo de que esto es un cuerpo extraño, el que nos está defendiendo de todos los factores externos que entran a nuestro cuerpo.

 

El estrés oxidativo en nuestro organismo se genera por la mala alimentación, alimentos ricos en azucares, grasas, la contaminación ambiental, el alcohol, el cigarro, la inactividad física. Entonces, la vitamina C, la vitamina E, los flavonoides, que son antioxidantes que van a fortalecer justamente el sistema inmune, lograrán ayudarnos en ese equilibrio que hay en el sistema de oxidación. Si además de un cambio en el estilo de vida metemos un antioxidante -como el Omega 5 Nanoemulsionado- más al cambio de estilo de vida, evitaremos enfermarnos.

 

Por otro lado, México ocupa el primer lugar en obesidad infantil y todo es debido al consumo de refrescos. “Y es que la soda o el jugo lleno de azúcar no lo va a nutrir, solo lo va a engordar, le va a quitar el hambre, no le va a dar las vitaminas que necesita su organismo para tener un buen sistema oxidativo”.

 

En México se consumen alrededor de seis litros diarios de refresco, y una botella de refresco de 250 ml tiene de seis a ocho cucharadas de azúcar, un refresco de 500 ml es una cantidad estratosférica de azúcar.

 

Para concluir, la diabetóloga Vega insiste: “No quiere decir que si me tomo un vasito de refresco en una reunión me va a dar diabetes, no, me refiero al consumo excesivo, no hay alimentos malos, ni hay alimentos incomibles, simplemente hay cosas que podemos probar de vez en cuando y hay cosas que debemos consumir todos los días. Si no empatamos esa información con la educación a la población, no vamos a tener el impacto que queremos. Mientras no haya educación al respecto, no habrá cambios”.

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