Bocón

Lindero Norte, la columna
Antonio Heras

Bocón

Se trata de una especie del Pacífico mexicano que busca ahuyentar a otras especies al abrir su boca o escupir arena.

Esa es su habilidad porque carece de dientes y desde su madriguera observa el momento oportuno para abrir su bocaza.

Ese pez de mandíbula agrandada es el vivo retrato de Marco Antonio Blazquez Salinas, ahora diputado local en Baja California postulado por el PT y la alianza con Morena.

Divierte su presencia en las sesiones del Congreso local por la estulticia que exhibe en cada intervención donde hace gala de su megalomanía.

Su experiencia parlamentaria se originó por el impulso del empresario Jaime Bonilla, de quien es empleado desde que llegó a Tijuana y se mantiene como tal al servir a sus intereses.

Fue un férreo defensor de los intereses del panismo desde cuando era locutor de radio, llegó al Senado en 2012 por una alianza progresista contra el PRI y PAN y lo logró en tercer lugar por la defensa en tribunales de un connotado abogado de Tijuana.

Un año después, en 2013, desde su curul se integró a la candidatura del PRI al gobierno estatal que perdió y con mucho.

En 2019 se incorporó al gobierno de Bonilla y en 2021 Morena pensó en hacer la mejor negociación política de su historia y torpemente le cedió al PT una posición mas de las que históricamente tenia. ¿A quién se le ocurrió? El csso es wue así llegó al Congreso local.

En ese periplo hay muchas historias que dimensionan su calidad moral y personal, con un sello característico. A la Blásquez.

Aún los morenistas le recuerdan su actuación en el voto por el incremento del IVA en esta frontera y por la Reforma Energética del priista Peña Nieto. Traidor, le llaman.

Ahora, al llegar al Congreso local pensó en ejercer un liderazgo pero al evidenciarse sus limitaciones recurrió a abrir su bocaza para tratar de espantar incautos. Inútil.

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