Leer Entre Líneas

 

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¡Educación, educación, educación!

Por Francisco Ruiz*

Martes 8 de marzo de 2022. En octubre 2016, el expresidente uruguayo José “Pepe” Alberto Mujica Cordano fue recibido como un rockstar en Tijuana. Aunque se trataba de una gira para concientizar y pregonar con el ejemplo, los organizadores se excedieron y no faltó quien(es) quisiera(n) aprovecharse y llevar agua para su molino, sin embargo, el mensaje del sudamericano se entendió tan bien, que hasta dolió.

Seis años atrás, durante su discurso de toma de posesión como primer mandatario de la República Oriental del Uruguay, Mujica pronunció palabras tan profundas que siguen resonando en la consciencia de muchas personas, aunque, desafortunadamente, no de las suficientes:

“Permítanme un pequeño subrayado: educación, educación, educación y otra vez educación. Los gobernantes deberíamos ser obligados todas las mañanas a llenar planas, como en la escuela, escribiendo cien veces: ´debo ocuparme de la educación´. Porque allí se anticipa el rostro de la sociedad que vendrá. De la educación dependen buena parte de las potencialidades productivas de un país, pero también la futura aptitud de nuestra gente para la convivencia cotidiana”.

Enseñanza, instrucción, urbanidad y cortesía son los principales términos que utiliza el diccionario de la Real Academia Española (RAE), para definir a la educación. Educar es encaminar. Educar es desarrollar las facultades intelectuales y morales, y, a pesar de que la RAE dedica este verbo exclusivamente a niños y jóvenes, la educación no se detiene ni se limita a las edades, sino a la voluntad y disciplina de quien esté interesado en perfeccionarse.

Por años y desde distintas trincheras, Pepe Mujica ha insistido en que la educación es el camino y comparto su filosofía: “El puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación. Y miren que es un puente largo y difícil de cruzar. Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo”.

No conforme, quien fuera conocido como el presidente más pobre del mundo sentenció: “Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas”. He aquí el motivo por el cual, para el Gobierno Federal, la importancia de la educación se reduce en presionar el regreso a las clases presenciales y a la moralización (léase adoctrinamiento) de las masas.

La incongruencia de la actual administración federal es tal, que, mientras los recursos destinados para la cartera educativa durante el ejercicio fiscal de este año son $357,245.40 millones de pesos, el presidente decidió asignar casi el doble a Petróleos Mexicanos (PEMEX), nada más $636,281.10 millones, y otros $449,997.20 melones a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), paraestatal comandada por el polémico y “austero” Manuel Bartlett.

Mujiquita es un personaje secundario de la novela “Doña Bárbara”, escrita por el venezolano Rómulo Gallegos en 1929. Mujiquita junto a su jefe, Ño Pernalete, encarnan los grandes vicios de los gobiernos incompetentes. A pesar de coincidir en el apellido, Mujiquita resulta más parecido a la ineptitud del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador y, en contraste, dista mucho de la congruencia del expresidente uruguayo.

Post scriptum“No se puede construir un mundo mejor sin mejorar a las personas. Cada uno de nosotros debe trabajar para su propia mejora”, Marie Curie.

* El autor es candidato a doctor en Derecho Electoral y asociado individual del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

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