• El organismo financiero exhibió que la prevalencia de “pagos médicos empobrecedores”, donde agrupa a quienes caen por debajo de la línea de pobreza en países de ingreso medio alto (5.5 dólares) debido al gasto de bolsillo en salud con el que deben cargar, pasó de 17 por ciento de la población mexicana en 2018, a 22 por ciento en 2020.

En el informe Construyendo sistemas de salud resilientes en América Latina y el Caribe: Lecciones aprendidas de la pandemia de covid-19, el Banco Mundial explicó que, también derivado de la crisis sanitaria y sus efectos en la pérdida de empleos e ingresos laborales, la inseguridad alimentaria, la desnutrición y el costo de aumentar la cobertura de servicios de salud y nutrición para niños en México fue-ron afectados.

  • De acuerdo con el organismo, al comparar con 2018, para 2021 los niños tienen más probabilidades de sufrir retraso en el crecimiento a nivel nacional, desde áreas rurales hasta aquellas que se consideran de baja marginación. Mientras en el mismo periodo, los menores eran más propensos a tener sobrepeso, explicó.

“Fortalecer los sistemas de salud en América Latina y el Caribe luego de la pandemia de covid-19 debería ser un tema prioritario”, no sólo se necesitan más inversiones para enfrentar las presiones sobre la atención, que fueron exacerbadas por la emergencia sanitaria iniciada en 2020, sino también para impulsar los servicios de salud mental.

  • A pesar de las mejoras en atención de la salud en los pasados 30 años, la pandemia se encontró con una región que enfrentaba una multiplicidad de desafíos sistémicos, debido a la “inversión insuficiente” que arrastraba el sector, aspecto que incidió en que América Latina y el Caribe registrara una de las tasas más altas a escala mundial de mortalidad y exceso de mortalidad a causa del covid-19.

“La fragmentación de la atención de la salud es una de las principales causas de malgasto en la región, derivando en duplicación de tareas, reduciendo de forma significativa la eficiencia del sistema y exacerbando las desigualdades. En promedio, el gasto en salud, si bien creció en los años recientes, es de apenas el 25 por ciento del gasto per cápita que exhiben los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, ajustado por poder adquisitivo”, destacó.

Gasto de bolsillo elevado

A pesar de los intentos del gobierno federal para brindar atención médica y fármacos gratuitos a toda la población, cada año las familias mexicanas gastan más dinero de sus propios bolsillos en la atención de su salud.

El monto que desembolsan los hogares es tan alto que México es el segundo país de la OCDE con más gastos de bolsillo en salud.

  • Algunas de las causas del elevado gasto de bolsillo en salud son las carencias de los servicios sanitarios públicos que orillan a las personas a buscar atención médica privada; el bajo presupuesto destinado al sector, la desaparición del Seguro Popular y la pandemia de Covid-19.
  • En términos reales, durante 2018 los hogares del país gastaron, en promedio, 2,358 pesos trimestrales en el cuidado de su salud, de acuerdo con datos del Inegi. Para 2020, este gasto creció 40%, al alcanzar los 5,207 pesos.

Para la compra de medicamentos, el gasto de las familias creció 68%, al pasar de 376 pesos en 2018 a 632 pesos en 2020, según un análisis del Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP).

“Esto es una tendencia que ya existe desde hace tiempo y es un problema del sistema de salud urgente de solucionar porque no puede seguir creciendo”, advierte la doctora Arantxa Colchero, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

  • Atender la salud en servicios médicos privados es un problema porque el costo de algunas enfermedades lleva a la ruina a las familias. Y la falta de un sistema de salud que cubra a todas las personas afecta, sobre todo, a los más pobres y a quienes no tienen seguridad social.

“El gasto de bolsillo está relacionado con el uso de servicios privados y es mucho más grande, en términos relativos, para los más pobres en función de su ingreso. Aunque gastan menos, esto es un monto muy importante respecto a lo que ganan”, explica en entrevista la doctora Colchero.

La especialista en economía de la salud expone que, en 2021, 70% de la población sin afiliación al IMSS o al ISSSTE se atendió en servicios médicos privados. De ese porcentaje, un tercio lo hizo en Consultorios Adyacentes a Farmacias (CAF).

  • Pero, incluso si se atienden en CAF –lo que varias personas prefieren por los bajos costos de las consultas–, la compra de medicamentos afecta su economía, agregó.
  • Además, entre 2018 y 2021, el número de personas que se atendió en servicios médicos privados aumentó.

“Podría estar relacionado con la desaparición del Seguro Popular, por un lado, pero también estamos en contexto covid. Entonces, podría ser que la población no fuera al sector público porque estaban atendiendo pacientes covid. Y entonces, la reconversión inhibió y, además, no podían dar consultas en todos los servicios públicos”.

Judith Méndez, especialista en salud y finanzas del CIEP, coincide con la explicación de que hay una relación entre la interrupción de los servicios de salud para otras enfermedades, ocasionada por la pandemia, y el aumento del gasto de bolsillo.

La reconversión hospitalaria, y que el gobierno no procurara la atención de padecimientos distintos a covid con un presupuesto mayor, provocó que en 2020 el sector salud otorgará 42.2 millones de consultas menos que en 2019.

  • Méndez detalla que un menor gasto público en salud está asociado a un mayor gasto de bolsillo. Sin dinero suficiente, el sector salud no puede contar con las camas, médicos, enfermeras, fármacos y otros insumos necesarios para atender a toda la población. Y, sin embargo, en México no se ha aumentado el presupuesto en salud lo suficiente para hacer frente a este problema.
  • “Y ya no estamos hablando nada más de países como Dinamarca o países europeos, sino que estamos hablando de que Argentina tiene un gasto público en salud de entre 8 y 9 puntos del PIB. Colombia destina entre 6 y 7 puntos del PIB. Y México destina menos de 3% del PIB. Esto nos habla de un sistema público que no está cubriendo las necesidades de la población”, subrayó.

En el estudio Gasto de bolsillo y gastos catastróficos en salud en hogares mexicanos, el doctor Mauricio Rodríguez Abreu, investigador asociado de la Universidad de las Américas Puebla, documenta que los gastos de bolsillo se vuelven problemáticos si representan un gasto empobrecedor para los hogares.

  • “Es decir, cuando el pago que estos hacen supera los recursos disponibles para hacer frente a las necesidades en salud, los hogares incurren en gastos catastróficos en salud”.
  • El impacto del gasto de bolsillo es mayor en los hogares con jefatura femenina, pues suelen percibir menores ingresos que los hogares encabezados por hombres.

Para los familias conformadas principalmente por adultos mayores, el gasto en salud se incrementa hasta en 50% porque requieren más consultas, medicamentos y hospitalizaciones.

“Los hogares conformados solo por personas mayores tuvieron una propensión casi 70% mayor que la de otros hogares a enfrentar gastos de tipo catastrófico”, documenta Rodríguez Abreu.

El escenario ideal, dice la doctora Colchero, es que el sector público absorbiera la demanda de salud de toda la población para disminuir el gasto de bolsillo. Sin embargo, señala, el sistema de salud en México enfrenta muchos retos para lograrlo.

“Gastamos cerca del 3% en salud y eso es muy bajo. Deberíamos gastar 6- 8%. Entonces, el sistema de salud requiere muchos recursos. Pero, además de recursos, puede ser que necesite, también, mejorar su eficiencia. Con lo que tiene, quizá podría hacerlo mejor”, explica.

Considera, sin embargo, que es difícil obtener esos recursos porque el espacio fiscal es limitado y existe una gran presión económica por las pensiones y el cambio demográfico.

Mientras eso se logra, señala que lo que se puede hacer es regular los consultorios de farmacia, porque son los espacios médicos privados donde muchas personas se atienden.

Adelantó que, incluso, en el INSP realizan un mapeo de las mejores regulaciones del mundo para consultorios de ese tipo y le presentarán una propuesta al gobierno federal, quizá, a fin de año.

“De todas maneras, el gobierno debería buscar la manera de aumentar los recursos y tratar de resolver parte de la demanda”, sostiene.

Pandemia elevó los gastos médicos

Durante la llegada y desarrollo de las primeras etapas de la pandemia de covid-19 en el país, los mexicanos gastaron un promedio de 45 mil 246 millones de pesos en cuidados de la salud, lo que representa un incremento del 40 por ciento con respecto al 2018.

  • La Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que, en promedio, cada familia mexicana destinó mil 266 pesos trimestrales en la compra de artículos sanitarios, pago de seguros médicos e intervenciones quirúrgicas.
  • Durante el año pasado se detonaron las ventas de cubrebocas médicos, gel sanitario, oxímetros y termómetros, por ser las primeras medidas de prevención de contagio y de monitoreo de casos en personas contagiadas por el coronavirus.
  • Incluso, el Producto Interno Bruto del sector salud representó en el segundo trimestre del año pasado el 2.6 por ciento del PIB nacional, lo que significó un aumento de 0.51 puntos porcentuales con respecto al mismo trimestre del año anterior.

Dicho incremento respondió en gran medida al alza de la demanda de servicios sanitarios causada por la pandemia de covid-19 y a la disminución de la actividad en otros sectores importantes de la economía mexicana.

La ENIGH señala que, en los demás rubros estudiados, los mexicanos disminuyeron sus inversiones de manera importante, pues el gasto corriente monetario cayó 12.9 por ciento durante el año pasado.

Un paciente covid gasta en promedio 900 mil pesos en atención médica

De contagiarse de covid-19 y requerir atención médica, tiene un valor promedio de gasto de al menos 860 mil pesos, destacó el doctor Raúl de León Escobedo, investigador de la UAT y especialista en patología.

  • «El monto total promedio es de 860 mil pesos por paciente , lo que realmente es muy caro. Además de que en los privados hay que entrar depositando una garantía que va de 40 a 60 mil pesos para recibir al paciente, en caso de hospitalización», dijo.
  • Al destacar que los costos varían de acuerdo al número de días en que se lleve la hospitalización, y si es que dentro de esta labor de atención, requirió el apoyo de terapia intensiva.

«Esa cantidad de la que te hablo, es por la atención total, es decir, las dos semanas en promedio, que requiere de estar en observación, y si es que requiere del apoyo de terapia intensiva», comentó.

  • Cabe destacar que acudir a consulta a la Jurisdicción Sanitaria, no tiene costo alguno, sin embargo, en consultorios privados, va de los 500 a 700 pesos. Tras contar con un diagnóstico positivo, las medicinas son lo relevante, toda vez que el tratamiento, es de poco más de dos mil quinientos.

Los medicamentos en su mayoría son: Azitromicina, Ivermectina, entre otros fármacos que ayudan a tratar este mal. Aunque dentro del tratamiento se suma a la lista Ibuprofeno, Naproxeno, Prednisona, Famotidina, Ambroxol, Paracetamol, Clexane, Alin tabletas, Vannair, Biomics, Elicuis, Redoxon.

  • De León Escobedo, determinó que sin duda es bastante costoso tratar la enfermedad, que se puede prevenir, acatando correctamente las medidas sanitarias, usando correctamente el cubrebocas, evitar las aglomeraciones para cumplir con la sana distancia, así como lavarse las manos con agua y jabón, en caso de no poder hacerlo, aplicarse gel antibacterial.

Al referir es que bastante caro, sumado al precio de los tanques de oxígeno si es que se tratan desde casa, así como los exámenes clínicos, y cubrir los honorarios de los médicos, de ser a domicilio o vía telefónica.

Recordó también la importancia de la vacuna anticovid, a que no rechacen la oportunidad de aplicarse el biológico, que ayudará a minimizar la gravedad de contagiarse del virus, bajar la incidencia de muerte, o de que paren en terapia intensiva.

Fallida la transición del Seguro Popular al INSABI

En materia de gasto público para el sector Salud, en México, el problema no solo es un asunto de cantidad, sino de decisiones de política pública y de rendición de cuentas, plantearon especialistas en políticas públicas en Salud y presupuesto.

  • Mariana Campos, coordinadora del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa dijo que una prueba de las dificultades que hay en el ramo, es la fallida transición del Seguro Popular (SP), que funcionó de 2004 a 2019, al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), puesto en marcha en 2020 y al IMSS-Bienestar, creado en 2022, con lo cual se pretende cambiar la política pública destinada a atender con servicios de salud a personas que no cuentan con seguridad social.

Lo grave, abundó, es que, en ese proceso, ha ocurrido una caída importante en la consulta médica. El Insabi nunca logró ofrecer el número de consultas que dio el Seguro Popular y el IMSS-Bienestar no trae un presupuesto para poder absorber la carga que va a implicar esa transición.

  • La especialista en finanzas públicas subrayó que el Insabi no va a operar algún servicio público, sino que se convertirá en el cajón de recursos para financiar servicios para personas sin seguridad social.

Lo delicado, añadió, es que el Fonsabi ha funcionado como caja chica del gobierno: Le deposita recursos a finales del año y se registran como gasto en Salud ejercido en ese ejercicio fiscal, pero no necesariamente se ejecutan en el año. Se contabilizan como ya gastados, aunque solo se hayan guardado en el fideicomiso o incluso si los hayan regresado a la tesorería, que los puede destinar a otra cosa.

Mariana Campos recordó que para el presupuesto 2023, el gobierno solicitó la aprobación para que los recursos del Fonsabi se pasen a la Tesorería. Un escenario de lo que podría pasar con esos recursos es que entren a la Tesorería y ésta se los dé a la Secretaría de Salud, o los deposite, a su nombre, como inversión financiera a otro lado.

  • En el mejor de los casos puede enviarlos a un nuevo fondo con el que trabaje el IMSS-Bienestar, pero eso no está garantizado, porque al entrar a la hacienda pública no puede pasar nada de lo antes citado, ya que el presupuesto federal se puede ajustar y ese dinero no necesariamente lo puede gastar en el sector Salud. La gran pregunta es por qué no se traza el derrotero que deba seguir ese recurso, una vez que salga del Fondo.
  • Además, se ha programado ya una salida de presupuesto vía inversión financiera del Programa de Atención a la Salud, con lo cual una determinada cantidad de dinero se podría ir a una empresa estatal o a un organismo descentralizado. La especialista planteó que otro problema es que no ha habido suficiente transparencia sobre la forma en que se ejercen los recursos del Fonsabi.

En ese sentido Judith Senyacen Méndez, directora adjunta de investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) indicó que es necesario que se rindan cuentas sobre en qué se utiliza el presupuesto del Fonsabi, ya que los recursos para la atención de enfermedades que pueden generar gastos catastróficos han tenido una baja de alrededor de 30 por ciento.

Mencionó que hoy no se sabe si el remanente del Fonsabi seguirá ocupándose como lo venían haciendo eI Insabi y Seguro Popular.

  • Lo positivo es que se hable de tener un fondo para poder financiar enfermedades costosas, que pueden conducir a gasto catastrófico de los hogares, sin embargo, el punto débil es que no necesariamente esos recursos se irían para ese tipo de atención, sino en general para el IMSS-Bienestar que, además, no está contemplando, al menos de inicio atención médica de tercer nivel.
  • Destacó que en el proyecto de presupuesto de egresos para 2023 todavía aparece el Insabi, por lo que se prevé que esa entidad estará haciendo transferencias de recursos al IMSS-Bienestar para ejecutar el programa de universalizar los servicios a la salud para personas sin seguridad social.

Indicó que el presupuesto para 2023 propone un aumento de 4.2% en términos reales para el sector salud, sin embargo se concentra en el IMSS e ISSSTE y el gasto per cápita aumenta para la población con seguridad social y disminuye para la población sin seguridad social con 2.1% menos que en 2022. Además se eliminan los programas de infraestructura social y mantenimiento.

  • Llamó la atención en que, debido a la forma en que se presentó el proyecto de presupuesto para 2023, no es posible tener una trazabilidad y seguimiento del gasto, porque, por ejemplo, varias unidades responsables tienen menor presupuesto, como la unidad responsable del Insabi, el Hospital Infantil, el Instituto Nacional de Pediatría, entre otros y hay un aumento de más de 1,300% en la Unidad de Administración y Finanzas, lo que quiere decir que se van a concentrar ahí los recursos para luego decidir a donde se van a canalizar.

Recordó que, de acuerdo con las recomendaciones internacionales al sector salud debería destinarse como presupuesto el equivalente a 6% del PIB nacional pero México destina la mitad y de esos, hasta hace unos años 1.2% era para el Seguro Popular pero para 2023 caerá a 0.8%, lo que quiere decir que se están destinando menos recursos para los servicios de salud para atender a los mexicanos sin seguridad social./PUNTOporPUNTO