TIJUANA.- El recientemente anunciado proyecto de desarrollo turístico, gastronómico, inmobiliario y hotelero en Valle de Guadalupe, en el municipio de Ensenada, busca transformar la región en un pequeño poblado de inspiración italiana. Sin embargo, se enfrenta a diversos obstáculos, siendo el principal de ellos la escasez de agua en la zona.
El director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), José Carmelo Zavala Álvarez, destacó que con una inversión de mil 500 millones de pesos se planea abarcar un área de 8 hectáreas en el Valle de Guadalupe, a fin de modificar la densidad de los desarrollos que se han contemplado en el plan de ordenamiento ecológico de la región desde hace más de 15 años. No obstante, la falta de agua en el valle se convierte en un desafío crucial para su viabilidad.
Refirió que, a diferencia del Valle de Mexicali, donde también se enfrentan problemas de estrés hídrico, pero de menor magnitud, el Valle de Guadalupe experimenta una grave escasez de agua, lo cual limita la posibilidad de aumentar la superficie de viñedos y emprender proyectos de esta envergadura. Por lo que exhortó a buscar soluciones que permitan abastecer de agua a la región.
“Una propuesta concreta es aprovechar el agua tratada proveniente de la planta internacional de aguas residuales ubicada en el lado norte de la frontera, enfrente de la Colonia Castillo”, explicó el ingeniero bioquímico.
Agregó que actualmente, esta planta descarga más de mil cien litros por segundo de agua al mar y se espera que en menos de 2 años su capacidad se duplique, alcanzando más de 2,000 litros por segundo. Esta cantidad podría ser aprovechada para abastecer el Valle de Guadalupe y hacer viable el desarrollo turístico propuesto.
“Hoy no hay un proyecto de ese tamaño que pueda significar la rentabilidad o el atractivo económico para regresar esa agua al lado mexicano; este proyecto de desarrollo turístico en Valle Guadalupe, puede convertirse en la razón económica rentable para un acueducto de esa magnitud y esa agua bien tratada”.
Comentó que también deberá enfrentar la modificación del paisaje rural y agrícola del Valle de Guadalupe, así como cumplir con las condiciones establecidas en el dictamen de impacto ambiental. Estos aspectos, junto con la rentabilidad económica del proyecto, deberán ser cuidadosamente evaluados para asegurar un desarrollo sustentable y respetuoso con el entorno.
Finalmente, Zavala Álvarez reiteró que el plan turístico e inmobiliario en el Valle de Guadalupe, representa una oportunidad de crecimiento económico para la región, pero su viabilidad dependerá en gran medida de encontrar soluciones hídricas adecuadas y de respetar las condiciones ambientales y paisajísticas de la zona por lo que urge tomar en cuenta la viabilidad de trabajar con aguas tratadas.
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